La coruñesa que duró un «suspiro» con en el «Saber y ganar» de Jordi Hurtado

A CORUÑA CIUDAD

cedida

Beatriz Martínez, de Monte Alto, fue eliminada a los dos programas, pero asegura que la experiencia fue muy enriquecedora

19 nov 2016 . Actualizado a las 12:26 h.

Dos programas y... A casita. A Monte Alto. El sueño duró poco. «Pero la experiencia mereció le pena. Fue algo extraordinario y ya estoy apuntada para los especiales del fin de semana. Es algo que le recomiendo a todo el mundo. Hay que intentarlo», comenta sonriente Beatriz Martínez Vázquez, la última concursante coruñesa del veterano programa de televisión de sobremesa Saber y ganar que presenta Jordi Hurtado. Beatriz quiso emular a Victoria Folgueira, aquella chica de Monelos que hace unos años pasó del centenar de programas y forma parte de la selecta nómina de magníficos de la historia del espacio. «En el primer programa superé el reto, pero en el segundo me quedaron dos palabras por adivinar. Recuerdo que una era ‘suspiro’ y hasta el locutor, Juanjo Cardenal, suspiró para darme una pista, pero nada», relata. Beatriz es agente comercial de Thermomix y monitora de Pilates en una residencia de mayores y en un club deportivo. Dice que se formó en el mundo de la danza y que por eso es posible que le gusten tanto los escenarios. «Tengo el gusanillo. Los platós me encantan, me enloquecen. También fui al concurso Ahora caigo y me caí. Soy muy aficionada a los programas de preguntas», asegura. Por el momento no ha tenido demasiado éxito, pero seguro que pronto la vemos ganar un premio destacado.

Bomba coruñesa

Así figura en la carta. «Es una patata rellena de chorizo criollo con un alioli negro y una salsa picante», detalla Antón Ferreiro Rocha, que acaba de abrir una taberna gastronómica en la calle Troncoso. Es una de las grandes nuevas propuestas de la hostelería coruñesa, que estos días disfruta de otras aperturas que ya les iré contando. Ocupa un bajo legendario, el del inolvidable Yebolina. Antón se formó en Barcelona, fue jefe de cocina en varios establecimientos y también aprendió el oficio al lado de los hermanos Iglesias, unos gallegos que son una institución en Cataluña. «Llegó un momento en que me di cuenta de que ya tenía un concepto de cocina que podía trasladar a A Coruña», relata sobre sus motivaciones para volver a casa. Bautizó la taberna con el nombre de Bombas 5, como homenaje a la calle donde se crio su padre, al lado de la calle Cartuchos. No lleva ni una semana con el negocio abierto y dice que está muy satisfecho con la respuesta del público. «Apostamos por un producto de mercado con un toque vanguardista y a la gente le está gustando».

Franceses en Carral

Intercambios escolares hay muchos, y todos resultan enriquecedores, pero realizar uno con una escuela de Carral tiene alguna ventaja añadida. Un grupo de 22 quinceañeros, alumnos de una pequeña población, Albertville, en los Alpes franceses que fue sede de unos Juegos de invierno, participaron esta semana en un intercambio con chavales de su edad del IES David Buján. «Fue gracias a la iniciativa de la profesora de Francés Verónica Mosquera Silva», recuerdan. Los vecinos galos se lo pasaron el grande. Fueron recibidos por el alcalde, recorrieron los molinos de Costa da Égoa y, por supuesto, aprendieron a hacer un pan que ya les gustaría poder comer a diario en su tierra.