En el área de A Coruña se producen más de 300 paradas cardíacas cada año

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PÉREZ

Médicos del Chuac enseñan a la población maniobras básicas de resucitación

18 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una parada cardiorrespiratoria puede sorprender a cualquiera. En casa, en la calle, en el trabajo o en el gimnasio. Y todos podemos hacer algo por evitar que termine trágicamente. Ese es el mensaje lanzado ayer, coincidiendo con la celebración del Día Europeo de la Reanimación Cardiopulmonar, por los médicos de cuidados intensivos del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña, que sacaron a las puertas del centro cuatro maniquíes para enseñar qué se puede hacer cuando alguien se desploma al lado inconsciente y no respira. «Solo en nuestro entorno, en el área coruñesa, se producen unas 300-315 paradas cardiorrespiratorias cada año, casi una por día; y en muchos casos se pueden recuperar si se reacciona a tiempo», explicaba Fernando Mosteiro, médico adjunto de la uci del centro y uno de los que ayer hizo de profesor para los muchos pacientes y familiares que se pararon a ver qué era eso de la RCP (resucitación cardiopulmonar).

La cadena de supervivencia ante una situación que representa la urgencia máxima tiene cuatro eslabones. El primero es avisar al 112, el segundo iniciar los masajes cardíacos, lo que se llama RCP básica, la tercera es la desfibrilación y la cuarta es ya la actuación de los médicos, habitualmente del 061. Esta cadena, como ocurre siempre, rompe por el eslabón más débil, que es, precisamente, lo que puede hacer el ciudadano de a pie cuando el de al lado cae fulminado y se le para el corazón.

La mejor y única opción

«Si no se hace algo, se muere», insiste el especialista. Y, además, hay un límite de tiempo: «En cuatro minutos de parada -explicó- sin latir el corazón, el cerebro deja de recibir riego suficiente y comienza a sufrir daños que pueden resultar catastróficos». Comprimir el pecho rítmicamente puede ser suficiente para que el músculo vuelva a latir y, sin embargo, muchas veces falla esa sencilla maniobra. «Todo el mundo coge el teléfono y avisa, al 112 o al 061, pero no todos reaccionan y llegan a ponerse a dar el masaje cardíaco; generalmente la gente no lo hace -lamenta Mosteiro- porque o no sabe, o tiene miedo a no hacerlo bien, pero siempre hay que intentarlo: lo peor es no hacer nada, porque entonces muere».

El mismo ejercicio de enseñanza básica, impulsado desde las sociedades española y gallega de medicina intensiva, han comenzado a realizarlo también estos profesionales en colegios del área coruñesa, para que los chavales de secundaria y bachillerato tengan nociones clave de qué hacer cuando falla el corazón.