Los últimos 33 templarios de la bailía de Faro

Xosé Alfeirán

A CORUÑA CIUDAD

C. Quian

En Santa María do Temple estaba la cabecera de la orden en Galicia y sus ocupantes fueron los últimos en la región

03 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Eran 33. Conocemos sus nombres: Lupo Pelagii, Fernando Nunii, Didaco Gomecii, Garsie Fernandi, Roderico Didaci, Lupo Alfonsi, Bernaldo Martini, Alfonso Lus, Johanni Matie, Didaco de Penna, Petro Stephani, Didaco, Martino, Petro, Alvaro, Garsie, Michaeli, Johanni, Martino llamado Cortido, Petro de Brives, Didaco de Villar, Suerio, Martino llamado Pardal, Michaeli de Brives, Martino Dones, Petro Dones y Didaco de Sancto Saturnino. Son monjes templarios y residían en las diferentes posesiones que conformaban la bailía de Faro cuya cabeza estaba en O Temple (Cambre), al fondo de la ría de A Coruña. Aún no lo sabían, pero pasarían a la historia como los últimos templarios de Galicia. Sabemos sus nombres porque están recogidos en un edicto del arzobispo de Toledo que, siguiendo las determinaciones establecidas por el papa Clemente V, les ordenaba que se presentasen el 27 de abril de 1310 en Medina del Campo para declarar. Sobre ellos pesaban acusaciones gravísimas.

Todo comenzó en Francia. El viernes 13 de octubre de 1307, por orden del rey Felipe IV fueron detenidos casi todos los templarios franceses. Justificó esa medida porque los consideraba culpables de prácticas heréticas y homosexuales; aunque también quería hacerse con los bienes y la riqueza de la Orden del Temple y acabar con su poder.

En su actuación contó con el apoyo forzado del papa Clemente V que dictó diversas bulas por las que ordenaba a los reyes cristianos detener de forma rápida y secreta a los templarios que viviesen en sus respectivos reinos para interrogarlos y probar si eran inocentes o culpables de los crímenes que se les imputaban. También ordenaba la confiscación de sus bienes y estableció que serían los obispos diocesanos los responsables de juzgarlos y de informarle después del resultado de sus pesquisas.

Muchos acabaron quemados

En los primeros meses de 1308 la mayoría de los templarios de los diversos reinos europeos ya estaban detenidos, resistiendo algunos aislados en sus castillos.

En Francia muchos fueron torturados, declarados culpables y acabarían siendo quemados en hogueras, entre ellos el gran maestre Jacques de Molay.

En la corona de Castilla el proceso fue diferente. La Orden del Temple poseía en ella diversas encomiendas o bailías, de diferente extensión, formadas por tierras, casas y fortalezas, algunas fuertemente fortificadas; además, por su implicación en las guerras contra los musulmanes de al-Andalus, siempre habían contado con el favor de los reyes.

En Galicia se establecieron a mediados del siglo XII en O Burgo, en el lugar en el que hoy está la iglesia de Santa María do Temple, y progresivamente fueron ampliando sus posesiones creando la susodicha bailía de Faro que llegaría a ser una de las que mayor importancia. En este contexto el rey Fernando IV de Castilla se lo tomó con calma y el cumplimiento de las órdenes del papa se dilató en el tiempo. La actitud aparentemente tolerante del rey permitió a los templarios castellano-leoneses y gallegos seguir en libertad e intentar negociar. Continuará.