La Justicia reduce de 43 a 20 años la pena al asesino de los mellizos de A Coruña

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El hombre que mató a dos niños en el 2011 podría salir de permiso dentro de cinco años

29 sep 2016 . Actualizado a las 20:12 h.

Javier Estrada mató a dos niños de 10 años de manera salvaje el 21 de agosto del 2011. Lo hizo -así lo reconoció- porque tenía un mal día y porque no había manera de que los críos, hijos mellizos de su pareja, aprendiesen el funcionamiento del reloj de agujas. «Se me fue la cabeza», dijo en el juicio. Así que cogió un madero del armario y la emprendió a golpes con uno. Luego fue a por el otro, al que remató con el sillín de una bicicleta. Llamó a la policía y esperó en la casa junto a los cuerpos a ser detenido.

Nunca mostró arrepentimiento alguno. A los dos días de cometer semejante barbaridad lo contó como si nada, con los pies encima del estrado. En una actitud chulesca que solo apaciguó cuando la jueza lo puso en su sitio, Javier Estrada relató tranquilo y frío lo sucedido en el tercer piso del número 13 de la calle de Andrés Antelo, en A Coruña. Sin necesidad de tirarle de la lengua, el autor confesó el doble crimen.

Desde entonces permanece en la prisión de A Lama (Pontevedra). Solo salió de allí para ser juzgado. Condenado por esos hechos a 43 años de prisión, lleva cinco encerrado. Pero Javier Estrada podría disfrutar ya de permisos penitenciarios antes del 2022. Porque la sección segunda de la Audiencia de A Coruña acaba de emitir una providencia en la que fija «como límite de cumplimiento de la pena privativa de libertad impuesta a Javier Estrada los 20 años», y no los 43 a los que fue condenado.

Esta sensible reducción del castigo llega ahora después de que el propio preso enviase una carta manuscrita a la Audiencia en la que solicitaba esa limitación, en aplicación del artículo 76 del Código Penal.

Así las cosas, a Javier Estrada le quedan por cumplir, en teoría, 15 años de cárcel. Como su comportamiento es ejemplar, ya que realiza incluso trabajos en prisión (sobre todo de jardinería), podría disfrutar de los primeros permisos penitenciarios en menos de seis años, mucho antes de que cumpla la tercera parte de la pena, que es cuando se puede solicitar el tercer grado -solo ir a dormir a prisión-. Es más, podría tener algún fin de semana libre en menos de 5 años.

El doble crimen

Javier Estrada apenas había dormido la noche anterior. Estaba «nervioso y enfadado» porque su compañera y madre de los niños no había querido mantener relaciones con él. Enfurecido, se quedó en casa al cuidado de los niños, pues su pareja se había ido a trabajar. A mitad de la mañana decidió explicarles el funcionamiento de los relojes de aguja. Los pequeños no sabían leer la hora y, por mucho que él les explicaba, no avanzaban. Se enfadó mucho y uno de los niños cogió el despertador y lo tiró al suelo. «Ahí me puse muy nervioso», recordó Estrada. Y cogió la barra de un armario y se fue hacia ellos. Adrián corrió hacia la habitación, mientras que Alejandro se fue a la cocina. Lo siguió y empezó a pegarle una y otra vez hasta que lo dio por muerto. Entonces fue en busca de Adrián. Al entrar en la habitación, el crío intentó enfrentarse a él, pero lo redujo de un solo golpe. Continuó pegándole hasta que se le rompió la barra. Buscó otra arma y la encontró en la bicicleta. Le sacó el sillín y le dio con la parte del hierro en la cabeza. Entonces escuchó ruidos en la cocina. Alejandro agonizaba. También a él le dio con el sillín.

¿Y la madre de los pequeños? Cuando su novio mató a sus hijos, todo el mundo la abrazó. Pero en cuanto la Justicia empezó a escarbar y descubrió que María del Mar Longueira no era la madre que parecía, se acabó el consuelo. La jueza instructora dijo que ella no asesinó a sus hijos, ni siquiera estaba en casa aquella desgraciada mañana del 21 de agosto del 2011, pero tampoco hizo nada para evitarlo. Peor aún: ella también maltrataba a sus propios hijos. Por todo ello, la madre fue condenada a 12 años y 9 meses de prisión.