Una pareja de okupas atemoriza a vecinos y comerciantes de Monelos

Emiliano Mouzo LA VOZ / A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Llegaron a amenazar de muerte a una hostelera «con un cuchillo entre los dientes»

21 sep 2016 . Actualizado a las 23:04 h.

Son una pareja de unos 30 años y llegaron al número 129 de la avenida de Monelos hace cuatro meses. Ocuparon ese inmueble de forma ilegal y desde ese momento tienen atemorizados a gran parte del vecindario y a los hosteleros y comerciantes de esa zona próxima a Eirís.

Los okupas se hicieron con el inmueble. «Tomaron la casa nada más colocar un cartel anunciando que se vendía el edificio», contó J. M. A, uno de los propietarios. Su presencia significó «un grave trastorno para la convivencia en la zona», explicó S. C., la titular de un bar de la zona.

Esta empresaria vivió dos episodios amenazantes «y de serio peligro», tanto para ella como para sus clientes. El primero de ellos tuvo lugar de madrugada: «La pareja de okupas estaba riñendo. Uno de mis clientes trató de mediar para evitar la discusión, pero desde lejos», contó la hostelera.

«Cuchillo entre los dientes»

Pero a los pocos minutos bajó el okupa «con un cuchillo de cocina entre los dientes, un madero en una mano y en la otra una llave de acero de desmontar ruedas». La titular de la cafetería le vio y medió para que desistiese de su actitud: «Logré convencerle, a pesar de decirme que él ya había estado en la cárcel y que le daba lo mismo lo que podía ocurrirle, y tiró todas las armas en la calle».

Un vecino, policía militar, escuchó la discusión y se acercó al lugar: «Creyó que me estaba haciendo daño y logró reducirlo antes de que llegase una patrulla del 091. Los agentes le detuvieron y se lo llevaron a los calabozos», contó la mujer.

Tras la denuncia pertinente, el okupa apareció una semana después en el local hostelero «y nos amenazó con matarnos a todos a tiros, aunque no llevaba ningún arma», contó la mujer. Una sentencia judicial le ordena estar alejado del bar de S. C. unos veinticinco metros, «pero no lo hace».

Además, la pareja también «nos entró a robar en el establecimiento», indicó la encargada del Día ubicado en la zona. Les prohibieron la entrada en el súper.

Pero a los pocos días volvieron: «El hombre venía con un hierro en la mano. Nos amenazó, sobre todo a una compañera embarazada y empezó a golpear las taquillas», dijo.

Los vecinos de los edificios colindantes ya no pueden más. «Todas las noches hay follones», lamentan. Y los dueños del inmueble ocupado están desesperados: «Es una auténtica vergüenza no poder entrar en nuestras propiedades mientas vemos cómo nos roban todo», se queja J. M. A.