La mujer de Borja Quiza es coreógrafa y trabajó durante años con la tonadillera
18 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.No hay quien se aburra en la casa de los Quiza. Mientras Papá-Quiza (Borja) ensaya su Fígaro de Rossini en el salón, Mamá-Quiza (Verónica Torres, Madrid, 1981) graba con el móvil a sus dos hijas (Daniela, 6 años, y Valentina, 2 años) danzando y cantando alrededor de su padre.
-¿Le ha visto el pelo a su marido esta semana? [Ayer Borja Quiza protagonizó «El barbero de Sevilla» en el Palacio de la Ópera].
-No mucho. [Risas] Estos días estuvo metido en el teatro mañana, tarde y noche. La semana que estrena es un poco caótica.
-¿Nunca ensaya en casa?
-Suele hacerlo en el conservatorio, pero, a veces, se mete en el salón de nuestra casa con las partituras y la música. En cuanto le escuchan nuestras hijas, que son carne de teatro total, se disfrazan, se maquillan y le piden a su padre que las deje estar con él.
-¿Logran desconcentrarlo?
-Mi suerte es que tengo un marido cantante que no se corresponde demasiado con el estereotipo de cantante.
-¿Qué quiere decir?
-Que Borja es de lo más normal. Algunos de sus compañeros del Liceo o del Teatro Real siempre están preocupados por el aire acondicionado o la comida y, para ensayar, se encierran varios días en un hotel. Borja, en cambio, se pone a explicarle cosas a las niñas, además de que no está pendiente del aire ni lleva todo el día bufanda ni cosas raras.
-Esas niñas tienen a quién salir. ¿Hay una futura soprano Quiza en su casa?
-¡Daniela tiene todas las trazas! Ya va al coro los sábados y toca el piano con una profesora.
-Usted abandonó una brillante carrera de coreógrafa en Madrid para venirse a vivir a A Coruña.
-Sí, estaba muy bien a nivel profesional. He trabajado para la televisión muchísimos años, he hecho vídeo-clips, musicales... Pero lo que más me gusta es el teatro. Me encanta estar encima del escenario. Cuando llegué aquí, tuve que empezar de cero. Afortunadamente, enseguida me llamaron del Centro Coreográfico para trabajar para la Televisión de Galicia y luego monté con Borja esta escuela, Galemúsica. Además, me siguen llamando para coreografiar las óperas.
-¿Con qué artistas ha trabajado?
-Durante muchos años fui la bailarina principal de Isabel Pantoja. También he actuado con Mónica Naranjo, Los del Río, Sara Montiel, José Mercé, Farruquito, Lucio Dalla, Peret, Malú, Estrella Morente, Vega, Juan Luis Guerra, Estopa, Camela, Azúcar Moreno, David Bustamante, Rosa... Soy una de las chicas que sale bailando en el tema Morena mía de Miguel Bosé. Hasta hice algún papelito en Aquí no hay quien viva.
-¿Qué tal con Pantoja y Bosé?
-A pesar de lo que dicen, ella fue siempre encantadora conmigo. Y Miguel Bosé es muy profesional y muy exigente.
«A Borja Quiza le encanta salir a escena con todos los anillos de nuestra vida»
Titulada por el Conservatorio Profesional de Danza de Madrid en la especialidad de Danza Española, Verónica Torres tiene más de quince años de experiencia profesional bailando como solista en grandes compañías y en la televisión (TVE, Tele 5, A3...).
-¿Cómo conoció a Borja Quiza?
-¡En una Carmen! Se me acercó en el descanso un día en que me vio triste y hasta hoy.
-¿Usted bailaba y él cantaba?
-Yo era la bailarina principal y me tocaba salir a escena con él.
-Cuénteme algún secreto de él. ¿Tiene algún superstición a la hora de subir al escenario?
-Le encanta salir con los anillos de nuestra vida a escena. Son como un talismán para él.
-¿Pero cuántos anillos tienen en su vida ustedes dos?
-Seis o siete [risas]: El de cuando nos conocimos, el de cuando se lo dijimos a la familia, el de cuando fuimos a Colombia, el de cuando nos casamos, el de la petición de mano...
-¡Parecen los títulos de los capítulos de «Friends»!
-Es algo que va siempre con él.
-¿En qué papel le gusta más?
-En el Fígaro, porque es casi como él. Borja tiene esa energía, esa vitalidad. Él es muy Fígaro.
-¿Siempre lo va a ver?
-Sí, casi siempre. Viajo a donde él actúe para verlo. A Borja le gusta que vaya a los ensayos porque soy súper crítica y sincera. Mejor que yo, no lo conoce nadie.
Verónica Torres estaba trabajando como coreógrafa en la Televisión de Galicia cuando, hace unos tres años, decidió habilitar un local en la plaza de Antonio Viñes como sala de ensayo. Los vecinos, al escuchar la música que salía de su interior, empezaron a preguntarle si allí daban clases de baile. Tanto interés mostraron que, al final, acabó montando una academia. Se llama Galemúsica y todas las tardes hace las delicias de los niños del barrio de la Falperra.