Otra campaña para marear la perdiz

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló CRÓNICAS

A CORUÑA CIUDAD

11 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie espera en el Ayuntamiento -ni fuera tampoco, claro- que las conversaciones iniciadas esta semana entre el alcalde y el portavoz del PSOE avancen los más mínimo al menos en lo que queda de mes. Una vez más unas elecciones y su campaña van a servir de coartada para hacer que se hace y no avanzar, a la espera de que se conozca la decisión de los ciudadanos en las urnas. Unas elecciones autonómicas ahora y quién sabe si otras generales antes de fin de año.

A Coruña va camino de reeditar la nada edificante experiencia del último año para la aprobación de un presupuesto que finalmente no satisface a nadie y que causa unos perjuicios notables en la dinamización de una ciudad que no quiere dejar ser punta de lanza de la economía gallega. Pero, a día de hoy, pocos indicios hay para pensar que el 2017 pueda comenzar con cuentas municipales nuevas.

En primer lugar porque, en la mejor de las situaciones, pasadas las autonómicas, solo quedarían tres meses para cerrar un acuerdo que en la última ocasión no fue posible hasta el quinto intento y con el ejercicio ya avanzado. Habrá una primera piedra de toque en los pretendidas acuerdos para modificar el presupuesto en vigor para poder hacer frente a gastos no previstos. No pinta fácil. En el contacto del lunes pasado entre Ferreiro y Dapena hubo cordialidad, pero ningún avance. Porque comprometer la palabra (por ambas partes, pero sobre todo la de quienes son llamados para que presten sus votos) antes de saber si mareas y socialistas van a tener que entenderse para un eventual gobierno de la Xunta no entra en sus planes. Y porque desde el viernes y hasta el 25 están inmersos en una carrera en la que para el PSOE está en juego nada menos que perder o mantener un segundo puesto que las encuestas de momento no le otorgan. Y en esas circunstancias no van a facilitarle a su rival en la contienda que puedan hacer uso de la baza de una pretendida buena gestión en las ciudades.

El gobierno local con las manos atadas a su minoría. El PSOE en la encrucijada de sus contradicciones. Y la desconfianza mutua expresada de forma más o menos clara antes de empezar a hablar. Sobre los socialistas sigue pesando como una losa -algunos ya se empiezan a preguntarse cómo quitársela de encima- el apoyo sin condiciones dado a En Marea para otorgar a Xulio Ferreiro la alcaldía. Un tiro en el pie que puede dejarlos cojos por mucho tiempo, porque genera descontento en quienes rechazan el auxilio a la Marea, pero también en quienes opinan que, una vez dado, al menos deberían haber optado a parcelas de poder desde las que recuperar terreno y votos.

Difícil panorama que la campaña electoral no hace más que ralentizar.