Rosas rojas para Tahirou, el de la patera

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

22 ago 2016 . Actualizado a las 10:48 h.

La noche estrellada, el oleaje sin tregua, cuatro insignificantes maderos que flotan atiborrados de ilusiones; africanos hacinados, mecidos por el mar. Entre ellos respira Tahirou, que moldea en silencio el sueño de una vida digna, que es todo cuanto ambiciona para él y para su familia. Cuatro maderos a la deriva, el miedo, la violencia, la lucha por sobrevivir, descalabraduras en proa, el llanto de los bebés acunados con desesperación, el semblante aterrorizado de las madres, rosas rojas senegalesas, sangre sobre el mar.

Una orilla salvadora -para los que la alcanzan-, de nuevo el aleteo de la esperanza perdida y el renacer tímido de la quimera de Tahirou, que vislumbra futuro por algún desgarrón de la bruma: al fin tierra, Canarias, papeles, policía, papeles, Coruña, papeles, ilegalidad, papeles, picar redes en el muelle, papeles?

Hoy vende flores, rosas rojas sin oleaje ni sangre, por las calles de A Coruña y O Burgo. Si lo ven, cómprenle. Si no, las regala cuando se las pide la gente. ¿Por qué? Porque se las piden por favor. Puede parecer poco, pero es de un valor incalculable para quien ha visto entre la espuma el precio de la vida, la gratuidad de la muerte envuelta en una plegaria de orilla y estrellas.

Rosas rojas y lágrimas escarlata para el hijo de Tahirou, que aguarda en Senegal el abrazo que no llega. Solo sobres con papeles, papeles que anuncian dinero. Sobres con dinero y pétalos encarnados que deshojan los muros del alma a cada vuelta del calendario y distancian la casa de Dakar donde también espera su mujer. Una casa levantada con euros coruñeses, con euros de nasas y espinas; una casa para ella y el niño?, una casa incompleta, atrapada en la patera del tiempo que se aquieta en un océano inmóvil. No importa; los sueños de dignidad de Tahirou se reavivan en cada charla telefónica con el chico. Besos, un te quiero, un hasta pronto irrealizable y a ahorrar para la siguiente llamada: picar redes, papeles, vender flores, papeles? Y la dignidad, esa bandera que lo metió a ciegas en el mar. Y la providencia, esa compañera que lo protege y que hace que cada vez que regala sus ramos en la calle, algún desconocido le obsequie con diez euros.

Rosas rojas también para Ecos do Sur, que está de aniversario y que sigue cincelando sin desfallecer el espíritu honesto de personas como Tahirou; que les enseña a decir «hola» y «papeles», a escribir cartas con pétalos dentro e incluso a comprar el teléfono para hablar con sus hijos, sin engreírse jamás de su importancia. Felicidades a Ecos do Sur, 25 años cultivando en jardines integérrimos sus flacas rosas rojas, sangre sobre el mar.