Otro incidente en el túnel evidencia la falta de señalización en el exterior

X. Gago, C. Morán A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Una furgoneta que transportaba ventanas tuvo que ser retirada por la Policía Local tras acceder por la Marina y tocar en el gálibo instalado en el ramal de María Pita

27 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una furgoneta abierta que transportaba ventanas de cristal quedó ayer atrapada en el túnel de María Pita cerca de las nueve de la mañana. El conductor del transporte advirtió que la carga había tocado con las cadenas que marcan la altura máxima del vial, por lo que se detuvo y llamó a la Policía Local. Los agentes desviaron el tráfico por el túnel del Parrote durante unos siete minutos para que diese marcha atrás y pudiese salir del subterráneo.

El de ayer es el quinto incidente en el túnel de María Pita en menos de cinco semanas. También fue el de menor importancia. Aunque en ninguno hubo que lamentar daños personales, en tres de los cuatro casos anteriores, protagonizados por vehículos de mayor porte, se produjeron desperfectos en la infraestructura del túnel que obligaron a cortar el tráfico durante horas.

La camioneta accedió al túnel de María Pita a través de la Marina, como tres de los otros cuatro automóviles accidentados. El restante, un camión de mudanzas, entró en dirección contraria, por la plaza de las Atochas.

La semana pasada, tras el cuarto incidente, la concejalía de Mobilidade reforzó la señalización dentro del subterráneo. Colocó cuatro hileras de cadenas para marcar la altura máxima, dos en la entrada por las Atochas y otras dos dentro del ramal de María Pita, justo cuando empieza a reducirse la altura. También se pintaron dos marcas viarias sobre la calzada y, en la entrada de las Atochas, se repuso el gálibo y se reforzó la señalización.

Sin embargo, no se colocó ni un solo indicador nuevo en la Avenida do Porto, por la que accedieron al túnel la furgoneta, dos camiones y el autobús escolar siniestrados en días anteriores.

La oposición y la policía

En toda la avenida hay una sola señal de la altura máxima del túnel de María Pita: es pequeña y está situada en un panel múltiple que informa de distintas direcciones a monumentos y hoteles. No hay ninguna otra señal, ni vertical, ni pintada en la calzada ni en la entrada del subterráneo.

Esa carencia llevó a PP, PSOE y BNG a exigir al gobierno que reforzase la señalización en la vía, y que recuperase el gálibo que se retiró cuando abrió el túnel. También la Asociación Profesional de Policía Local, que ya hace meses alertó de la falta de indicadores, planteó que se situasen nuevas señales en el exterior, como ya ocurre en el acceso por las Atochas. Pero el gobierno local, por el momento, ha hecho caso omiso. Es más, el concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, se refirió al asunto como el «sinaisgate», una cita al escándalo Watergate que costó la presidencia de EE. UU. a Richard Nixon. La Marea habló de «mundos paralelos» e insistió en que se habían colocado «novos sinais, dentro e fóra do túnel», en referencia a las citadas cadenas, marcas viarias y señales en las Atochas, pero ninguna en la Avenida do Porto, por la que entró la furgoneta.

Solo un indicador informa de la altura máxima de uno de los grandes accesos al centro

La altura máxima de los vehículos que pueden circular por el túnel de María Pita solo está marcada por una señal situada en la Avenida do Porto, frente a Palexco, que forma parte de un indicador múltiple. Antes no hay otras señales y los indicadores luminosos de Linares Rivas y Alfonso Molina no hacen referencia a las medidas del vial. Dentro del túnel sí hay varias señales, ninguna de ellas luminosa. En tres ocasiones debieron pasar inadvertidas para los conductores y, en el caso de la furgoneta de ayer, solo las últimas, los gálibos de cadenas, lograron alertar al chófer.

La falta de señalización en el acceso contrasta con la importancia del túnel de la Marina, el principal acceso a la zona histórica y al centro junto al paseo marítimo, menos accesible para los conductores que entran por Alfonso Molina, y la calle San Andrés, muchos días casi colapsada.

La falta de señales en el acceso de un subterráneo proyectado para ser utilizado por miles de coches también contrasta con la señalización de otros túneles con muchos menos usuarios. En el acceso al aparcamiento de Juana de Vega hay señales y un arco de gálibo, en la entrada del túnel que cruza bajo la plaza de Pontevedra hay señales verticales.

Es más, la falta de señales contrasta con el otro extremo del subterráneo. En las Atochas hay señales verticales, una en la rotonda, un gálibo y una primera fila de cadenas justo en la entrada del túnel. Al otro lado, en la Marina, por algún motivo, no se ha instalado nada parecido pese a cinco accidentes consecutivos.