Coge el coche y vámonos para el sur

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

01 jul 2016 . Actualizado a las 12:05 h.

El verano en Coruña puede caer en martes, en lunes, tal vez en jueves, pero jamás cae en fin de semana. Tenemos esa nube encima que nos lleva a maldecir siempre el anticiclón de las Azores, porque aunque los meteorólogos se empeñen en decir que toca sol, nosotros sabemos que cuando no es la niebla es el aire, y cuando no es el aire es el frío, y cuando no es el frío es de nuevo la niebla. El verano aquí es un sinvivir que nos lleva a manejar apps meteorológicas con la mayor destreza, a mirar ocho veces por la ventana por si acaso el día levanta y a volver a mirar otra vez por si se ha cerrado definitivamente. Pero la verdad es que ese eslogan que nos da fama «Si quiere pasar un buen invierno, veranee en A Coruña» se cumple. Por eso es normal que se nos ponga esa cara mustia de otro sábado más con parka y chaqueta de invierno ¡no! y empiece a recomernos una desazón terrible, una inquietud envidiosa que siempre mira al sur. Qué mundo hay en el sur. Qué temperatura, qué playas. Qué calor.

Playa da Secada en la Illa de Arousa
Playa da Secada en la Illa de Arousa MARTINA MISER

Mucho antes de que hubiera Facebook, Twitter y cualquier red de amigos, en Coruña levantábamos el teléfono para preguntar a nuestros familiares alén de Santiago -o al bar de turno- si más allá de Padrón lucía el sol. Una señal que nos abría la mejor de las sonrisas y nos hacía meternos de repente a todos en el coche en busca de ese sol tan ansiado sin pensarlo un minuto más. Y lo seguimos repitiendo año tras año. Son esos otros misterios del tiempo que nos llevan a emigrar de golpe, en una reacción en cadena, para recocernos con alegría en otras playas. De camino al sur la autopista nos acelera el corazón porque en el límite que nos separa de Pontevedra encontramos el cielo azul del verano permanente, y en ese recorrido en caravana nos vamos saludando todos. «¡Mira, ahí Patricia!», «Mira, ahí va Lorena», «Mira, ahí va Pablo»... Para abrazarnos de nuevo en las playas «de abajo». Los coruñeses creemos que hemos conquistado el sur cuando pisamos Sanxenxo, O Grove, Cangas, y ya no les digo cuando los más valientes se atreven a entrar en Vigo. Entonces los dientes nos llegan al suelo al saborear que ellos tienen el auténtico verano. El que dura siempre.

Cuando el nubarrón se empeña en instalarse días y días encima de nuestro cielo, y Coruña se queda desierta el fin de semana, todos sabemos dónde estamos, dónde está nuestro rincón y dónde nos espera la buena vida. Solo hay que vernos bajar del coche, sin sombrilla, cegados como vampiros por esa luz intensa y con todas las chaquetas en los cestos de la playa porque no somos aún capaces de imaginar una jornada entera a 30 grados. Allí, en el sur, está también escondido nuestro verano, pero, claro, este es un secreto que preferimos guardarnos entre nosotros. Nos vemos por abajo. Ssshhh.