«Me fui a Nepal con mi bici de siempre y unas alforjas prestadas»

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

César Quian

Viajó 30 meses por el sureste de Asia y Australia, piensa irse a América y hoy lo contará en el Fórum

10 ago 2016 . Actualizado a las 15:04 h.

Durante la conversación parecen ir subiendo, como telón de fondo, los versos de Machado: «... Me encontraréis a bordo ligero de equipaje, / casi desnudo, como los hijos de la mar». Así, ligero de equipaje, recorre el mundo Rafael Vacas -«yo soy de A Coruña, de la Sagrada»-. El 17 de mayo del 2013 cogió su bicicleta, «la de siempre, una que había comprado por 50 euros en una tienda de segunda mano a la que llevé la que tenía a arreglar», y puso rumbo a Nepal. Aprovechó que Birmania acababa de abrir sus fronteras. Luego pasó por Australia antes de regresar. Mientras planea su siguiente viaje a América, este informático hablará hoy, en el Fórum Metropolitano, a las 19.00 horas, sobre los cicloviajeros: «Esto es una forma de vida para mucha gente».

-¿Qué va a contar en el Fórum?

-Tienen unas jornadas sobre viajes. Me estuvieron siguiendo por las redes sociales sin conocerme y me pidieron que les diera una charla de todo lo que hay por ahí adelante.

-¿Y qué hay?

-Hay mucha gente viajando así, cicloviajeros. Estuve dos años y medio, pero gente por un año hay mucha. En el sureste asiático después de que pasa el monzón es una invasión de cicloviajeros. Más de un año ya es menos común, pero hay españoles que llevan viajando ocho años, otros cinco. Encontré a una chica alemana que lleva cuatro.

-¿Por qué lo hacen?

-Es gente que toma la decisión de adaptarse a este estilo de vida. Para hacer eso necesitas ciertas circunstancias que hay que buscar: yo no tengo nada que me apegue aquí. Soy informático y trabajé diez años de autónomo porque me permitía viajar y seguir trabajando desde Brasil o en Cataluña, porque me gustaba mucho el paracaidismo.

-¿Por qué se fue a Nepal?

-Decidí hacer un viaje más largo. Quería conocer Asia y Nepal, ver cómo vive la gente de otras religiones. Arranqué con una bici muy normal, unas alforjas prestadas y mi tienda de campaña de siempre.

Mi bici se llama Rosalía, porque me dijeron que tenía que ponerle un nombre. Mis amigos me compraban una entre todos, pero no quise.

-¿Cómo se pagó el viaje?

-Dentro de los cicloviajeros hay dos vertientes: una es la de buscar un patrocinador, lo que te permite viajar mejor, con más comodidad; la otra es la de cero total: no aceptar donaciones. Yo no escribía en ningún blog. Subía fotos a Facebook para que las vieran mi familia y mis amigos; al principio eramos 10 o 15 y al final había casi 1.600 personas. Me fui con unos ahorrillos, acabé en bancarrota, y así sigo, subsistiendo con algunos trabajillos. Es un estilo de vida de subsistencia total, llevas comida para la zona que estás atravesando, un botiquín, herramientas para arreglar la bici. En algunos sitios desde el coche de al lado me daban de comer por la ventanilla. Con 70 euros al mes vas tirando, con 200 mejor y con 300 euros al mes ya viajas bien, hasta te permites un albergue de 10 dólares. En Camboya había albergues por un dólar.

-¿Sufrió algún percance?

-En Kurdistán me atracaron y me robaron el móvil, que me fastidió porque me lo regaló mi familia, y 20 euros. Eran dos jóvenes con un cuchillo y una pistola eléctrica. Pero los kurdos son súper amables. En Australia tuve un accidente aunque no me acuerdo de nada. Dos chicas me encontraron y desperté en un hospital.