A Coruña es, por extensión, la más pequeña de las urbes gallegas. En sus 3.793 hectáreas -nueve veces menos que Lugo- viven, según el IGE, 243.870 vecinos. La ciudad es, con esos datos, la de mayor densidad de población de Galicia. También es una urbe que ha perdido vecinos durante la última década.
Los lleva perdiendo de modo progresivo desde el año 2012 y vuelve, tras la última merma, a los niveles del 2006, entonces tenía 243.320 residentes. Con respecto al 2012 hay unos 2.600 censados menos. La situación económica podría ser uno de los factores, también el envejecimiento de la población y el bajo índice de natalidad. Entre las causas habría que buscar también el elevado precio de la vivienda que, pese a la crisis, no ha cambiado sustancialmente. La ciudad no tiene por donde crecer y el suelo se vende caro. No es que haya menos coruñeses, es que hay más que se han ido a instalar a Sada, a Culleredo, a Cambre o a Carral, con un buen número nutriendo también el censo de Oleiros, aunque en este caso no por el precio de la vivienda, sino por otros motivos.
Curiosamente, mientras muchos coruñeses se van a vivir a otros municipios del cinturón, la ciudad también atrae, o atrajo, a población de fuera en cifras significativas. De hecho, solo Ourense tiene en su censo un porcentaje menor de vecinos que hayan nacido en el propio municipio. En A Coruña solo son coruñeses de cuna el 48,2 % del total de la población. El resto llegó de fuera durante varias generaciones, especialmente en otro tiempo, hace más de cuatro décadas, en el que el trasvase desde el rural y el crecimiento urbano eran más significativos.