«En 65 años vi derribar dos plazas»

e. mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Carmen Pradera, «la más antigua, pero la más alegre de la plaza», deja su puesto en el mercado da Guarda con 78 años.
Carmen Pradera, «la más antigua, pero la más alegre de la plaza», deja su puesto en el mercado da Guarda con 78 años. marcos míguez

Los afamados calamares del quiosco de la plaza de Orense los suministraba ella

19 abr 2016 . Actualizado a las 18:55 h.

Carmen Praderas Fuentes, la Verduras, deja el mandilón de placera. Sí, deja su puesto en la plaza de Lugo -cuatro mostradores- tras 65 años y con 78 de edad. «Soy la más antigua de la plaza, pero la más alegre», dice.

Mucha nació en 1937, en plena Guerra Civil. «Jamás pasé hambre, en Galicia nadie pasó hambre después de la guerra. Nuestro mar y nuestras leiras nos llenaban el estómago no de lo que queríamos, pero cascarilla había, leche, patatas y todo lo que nuestro gran mar nos ofrece».

La vida de la Verduras no fue fácil, pero reconoce que fue privilegiada: «Mi abuelo fue el rey de los boteros cuando San Antón era una isla, era el que traía el pescado en botes para tierra, que ni muelle había», recuerda. Su padre también fue patrón de pesca «y mi madre chabolera de la casa armadora», cuenta Carmen. Recuerda que su madre también era la encargada de «convertir los lirios, lo que hoy le llamáis bacaladillos, para encarnar los anzuelos».

Y ahí empieza su historia, con solo 13 años. «Mi madre empezó a comprar pescado del mejor y yo antes de ir a la escuela llevaba las patelas a la cabeza a los mejores restaurantes: El Rápido, La Viuda de Alfredín, al Muiños, que eran de Caión...». Pero Mucha recuerda con más pasión «que los mejores calamares que se comieron en A Coruña los compré yo en el Muro y se los suministré al señor del quiosco de la plaza de Orense y al bar Suso». También recuerda malos «o difíciles momentos». Quedó huérfana muy joven y se hizo cargo del puesto: «Vi tirar dos plazas. En la primera vendíamos en la calle, en la última, con Paco -refiriéndose al exalcalde Francisco Vázquez- nos mandaron a la plaza de Pontevedra».

Mucha trabajaba todo tipo de pescado, pero su fuerte era el pulpo, el camar y el choupón. «A las cuatro de la madrugada ya estaba en el Muro. Llegué a limpiar 300 kilos de pulpo y otros tantos de calamares en un solo día», recuerda. Sufrió. Su cuerpo menudo se distanciaba mucho de los de los grandes compradores: «Tuve que aprender a sobrevivir. Una madrugada pisé con mis zocas todo el calamar que se estaba subastando porque una compañera quería llevárselo sin corresponderle». Recuerda la Verduras que el buen pulpo, que compraba «a 1,50 y a 6 pesetas el kilo, el gordo, piezas de hasta 12 kilos, no era gallego, venía del Estrecho, de la Roca hacia España; más para abajo ya no es buen pulpo».

Es curiosa la respuesta de una mujer que lleva toda su vida trabajando el pulpo sobre su cocción: «Se pone en la pota crudo y se saca cocido». Sobre los tiempos: «Mira neno, un buen pulpo necesita 45 minutos», dice. Pero recomienda que cuando se pone el cefalópodo en la pota «no es necesario darle las tres mojadas o bautizos. Sí que es fundamental ponerlo en la pota cogiéndolo por la boca -la parte inferior- y así nunca pelará», asegura Carmen.

La Verduras sabe un poquito sobre su despedida. «Recibirá una gran despedida dicen sus compañeras. Cuando recientemente vino Pedro Sánchez a la plaza -el líder del PSOE- la quiso abrazar, pero tenía las manos llenas de tinta de jibias, pulpo, calamares y se apartó; nosotras la vamos a besar».

Carmen pradera fuentes, la placera más veterana se jubila