Un ladrón de bicicletas huye de la tienda montado en el «botín»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El ratero se paseó por el establecimiento antes de cruzar la línea de caja sin parar y sobre dos ruedas

30 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay robos que parecen un chiste, que deberían representarse sobre un escenario y cobrar por entrar. Y este lo es. Ya han pasado casi dos años del que nos ocupa y todavía arranca carcajadas. Ocurrió el 3 de julio del 2014 en Marineda City, en la tienda que allí tiene Decathlon. Al mediodía, un conocido ratero coruñés que arrastra un largo historial delictivo se presentó en el establecimiento. Y cuando Rubén M. G. se presenta en un negocio es para ponerse a temblar. Frente a la sección de ciclismo, buscó una buena bicicleta y encontró una que le gustó. Tenía un precio de 999 euros, aunque eso era lo de menos. Así costara 60.000. Total, no la iba a pagar. Allí mismo, se subió encima. Dio unas vueltas por la tienda sorteando clientes y estantes ante la mirada atónica de todos los que allí estaban. Decía a gritos que la estaba probando. De pronto, sin bajarse, tomó rumbo a la línea de cajas y la traspasó sin parar ni despedirse. Ya en la calle, en la plaza central de Marineda City, aceleró la marcha. Pedaleó, pero a los pocos metros se dejó la cara en el asfalto. Fue cuando el vigilante de seguridad del establecimiento le dio alcance y llamó a la policía para que se ocuparan de él.

Juzgado

Imputado por un delito de hurto en grado de tentativa, fue procesado por ello. Y hace un mes se celebró el juicio en el juzgado de lo Penal número 1. Poco tenía que decir Rubén más que pedir perdón. Reconoció los hechos sin rechistar y su abogado alcanzó un acuerdo con la Fiscalía para que la pena quedase en una simple multa y no los cuatro meses de prisión que para él pedían. El letrado lo logró. No por la benevolencia de la acusación, sino por la lentitud de la Justicia.

El hecho de que se tardase casi dos años en celebrar el juicio por una causa de robo sin complicación alguna, obligó al fiscal a apreciarle la atenuante de dilaciones indebidas, por lo que el castigo le quedó en una sanción de 500 euros. La mitad de lo que costaba la bicicleta que intentó llevarse a casa. También le redujeron la pena por su drogadicción. Porque en aquella época, este chico coruñés hacía cosas como esta.