Ellas fueron las reinas de la noche

Javier Becerra
Javier becerra A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

La llegada del Pelícano rescata el modelo de ocio nocturno de las discotecas que, en A Coruña, vivieron sus días de gloria en los ochenta y noventa

20 mar 2016 . Actualizado a las 13:27 h.

El Pelícano ha supuesto la ruptura de una tendencia en la ciudad: esa que decía que el modelo de ocio nocturno de la discoteca se encontraba en decadencia. Reformas aparte, se trata de la primera discoteca que se levanta en la ciudad desde Pachá. Y de eso hace ya casi 30 años. Que ahora logren reconducir la movida es una incógnita que se desvelará en los próximos meses.

Solo dos establecimientos, Chaston y el Playa Club, le acompañarán en la travesía. Hubo un tiempo, sin embargo, en que no ocurría así. En los años ochenta y noventa las discotecas proliferaron en la ciudad. Todo giraba en torno a ellas. Solo cuando los pubs empezaron a comerles terreno, ofreciendo algo parecido, vieron tambalear su poderío. Estas eran las más emblemáticas.

ENTRADAS Y LOGOTIPOS DE DISCOTECAS CORUÑESAS DE LOS AÑOS NOVENTA Y OCHENTA
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OLA GREEN. Abrió a mediados de los ochenta. La Ley de Costas impidió que fuese un edificio de viviendas. Entonces, giraba en torno al pop-rock nacional y la música británica. En la leyenda descansa un concierto que ofrecieron los Hombres G en su fase inicial, en 1986, repartiendo histeria. Con el tiempo fue evolucionando a otro tipo de sonidos. En su últimos años se tiraba hacia lo latino, alternando con conciertos de heavy y hip-hop. Actualmente acoge Moon 57, un ejemplo de lal nueva hostelería surgida en los últimos años en la ciudad.

PLAYA CLUB. Un emblema de A Coruña. Se trata del primer local de la ciudad que usó la denominación de discoteca. Casi siempre mantuvo un espíritu de club impregnado de referencias británicas y melomanía. Como sala de conciertos es un referente a nivel nacional. Ahí tocaron desde The Del Fuegos a Tindersticks, pasando por Ocean Colour Scene o Elastica. Sigue abierta, perseverando con éxito todas las cosas -buena selección musical a cargo del maestro Poti, ambiente variado, amaneceres mágicos al lado del mar- que la hicieron grande. 

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PIRÁMIDE. El establecimiento de la calle Juan Flórez alcanzó su momento de máximo apogeo en los primeros noventa. Ahí nació el concepto de la seminoche, una sesión entre las 23.30 y las 3.00 ideada por el hostelero Emilio Ron. Cambió por completo el panorama el ocio nocturno. En esa franja horaria el local se llamaba On y se entraba por la puerta trasera. Por la tarde, respondía al nombre de Betty Blue. Solo por la noche usaba su bautizo original. Siguió durante años con diferentes vaivenes. Lleva cerrada desde el 2014.

PACHÁ. Cuando en 1987 abrió sus puertas se agotaron los trajes en A Coruña. Solo se podía acceder con uno. Tirando de la fama de la matriz de Ibiza, pero intentando tomar el modelo madrileño, se convirtió en la discoteca pija por excelencia y todo un fenómeno social. En el fin de año de 1993 llegó a despachar más de 5.000 entradas en venta anticipada y popularizó, en la sesión de noche, el bakalao en la ciudad. A mediados de los noventa se transformó en La Roca. Cerró poco después. Hoy se encuentra en estado de total abandono.

CHASTON. Lo del local de la calle Costa Rica es un ejemplo de supervivencia más allá de modas y los cambios sociales. Desde 1977 llevan alegrando las noches de diferentes generaciones. Triunfaron en su día con la sesión de domingo y, tanto viernes como sábados, contaron con una clientela fiel. En los ochenta, además, acogieron actuaciones de The Platters, Rocío Jurado o Paloma San Basilio. A mediados de los noventa se lanzó Spin, una marca para captar público juvenil. Ahora su público es mayoritariamente adulto, aunque también se cuela algún hipster enamorado de su estética retro.

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C'ASSELY. Muchos de los nacidos alrededor de 1975 se estrenaron allí en el ambiente discotequero local. Heredera de Tuco's se llenó de pantalones Levi's 501 cortados por encima del tobillo, impolutos polos Lacoste  y zapatos náuticos Pielsa. También vivió las modas del acid house o Batman. Y, por supuesto, vibró con Los Inhumanos, Duncan Dhu, los Ramones o Los Flechazos. Todo ello con unos estrictos controles estéticos en la entrada de tú entras / tú no entras en función de lo que se llevaba o no. Poco después fue absorbida por el Cine Equitativa. Hoy es la parte trasera del Registro Civil

LA CUEVA. Se la recuerda como un templo del pijerío. Instauró la tarjeta de socio y la modalidad de pagar la consumición al salir. Situada en Federico Tapia antes se conocía como Rigbabá y en la actualidad sirve como garaje.

PUNTO 3. El año pasado cerraba sus puertas el refugio roquero de la ciudad por excelencia. En el oscurísimo local que continuaba a la sala de fiestas La Granja se apelaba a AC/DC, The Cult y Sugar, se hacía air guitar y de daba la espalda al resto de la oferta nocturna coruñesa. También sirvió como lanzadera para grupos locales como Los Eskizos o Viuda Gómez e Hijos. A finales los noventa giró con notable éxito a sonidos más comerciales, introduciendo el r&b a nivel masivo. 

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LA REAL. La principal competencia de Pachá se encontraba en esta discoteca que funcionó en el local erigido en 1989 en lo que antes habían sido Los Porches (situado en la hoy remozada Marina). Allí sonaba desde Modestia Aparte a Depeche Mode, pasando por Transvision Vamp. Legendarios fueron los guateques de colegios como Maristas, Santa María del Mar o Compañía de María. También la Fiesta del Cateado que, contra lo que pudiera parecer, no se trata de una leyenda urbana. Desarrollada un día de semana por la mañana, en ella invitaban a copas a quien llevase sus notas suspensas. Un padre se enteró, llamó a la Policía y varios agentes terminaron yendo allí. ¿El resultado? Un escándalo mayúsculo en la época.

AS GABEIRAS. Situada en los bajos del Hotel Atlántico tuvo su momento a finales de los ochenta, brillando de manera efímera. Luego, en los noventa, resucitó como Models, decorada por portadas de revistas de moda y pretensiones glaumorosas. En el año 2000 reventó por sorpresa, haciéndose con el ambiente coruñés más acicalado, introduciendo sonidos indie al modo de un club londinense y programando conciertos de bandas como La Habitación Roja, El Niño GUsano o Cecilia Ann. Cada noche dejaba numeroso público fuera, al no poder dar respuesta a la gran demanda  que tenía.

DISCO 33. Hace dos años se clausuró este local de la plaza de San Pablo que, en su día, se llamó Don Pepe y también Norwest, en una exitosa sesión de seminoche allá por el año 99. Poco antes de cerrar se había especializado en el público latino. En la actualidad es un restaurante.

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FOXTROT. Ubicada en Juan Flórez funcionó desde finales de los setenta hasta el 2008. La regentaba la familia Mosquera, la misma que lleva Chaston. En su momento se creó la modalidad Dino Fox, rivalizando con Betty Blue en la búsqueda del público adolescente en la sesión de tarde.

DISCOTECAS DE LA COMARCA. En los alrededores de A Coruña proliferaron también en esas dos décadas una multitud de discotecas que motivaban desplazamientos masivos de coruñeses en busca de diversión. Destacan, en Santa Cristina, Chevalier y Bambina. En Culleredo Oh Coruña y Oh, La, La. En Betanzos, Beta. Y en Sada, Baroke. Los más crápulas también frecuentaban Class, en la playa de Bastiagueiro con ambiente afterhours.