Tito Díaz: «Me hubiese gustado medir quince centímetros más»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CÉSAR QUIAN

Recuerda cuando a los 12 años le dieron el chándal de los Maristas: «Ese día me empezó a enganchar el baloncesto»

14 feb 2016 . Actualizado a las 16:16 h.

Nació en Lugo. «De dentro de las murallas». Recuerda cuando a los 12 años le dieron el chándal de los Maristas. «Ese día me empezó a enganchar el baloncesto». Iba para matemático, pero dejó la carrera a la mitad. «No tuve la constancia suficiente. Quizás es mi principal defecto, no ser constante», analiza. Hace 25 años se casó. «Conocí a mi mujer en Vilagarcía gracias, precisamente, al baloncesto». Y ese mismo año abrió con un socio un pub en Ribadeo, el Ribanzo, que todavía regentan de manera conjunta. «Discutí más veces con mi mujer que con mi socio», apunta con sentido del humor José Antonio Díaz López, Tito Díaz, entrenador del Básquet Coruña desde hace tres años. Da la imagen de un hombre serio, al que cuesta sacarle una sonrisa. «Sí, puede parecer, pero cuando se me conoce incluso soy gracioso», comenta. Charlamos en el Palacio de los Deportes de Riazor. Viste con el chándal oficial del equipo. «Aquí, en la polideportiva, jugué mi último partido profesional. Fue en la temporada 91/92 con el Basketmar», rememora. A Coruña le apasiona, pero no vive aquí.

Adicto al tren

Dice que le gustaría acabar su carrera aquí. «Me gusta todo, la ciudad, el mar, la comodidad para ir de un sitio a otro, y la gente. Siempre me sentí muy querido y guardo en la memoria cuando en el año 1992 me escogieron para portar la antorcha olímpica a su paso por A Coruña. Y ahora me siento muy bien con la prensa, el público, el club?», comenta Tito, que vive en Vilagarcía. «Mi mujer es profesora de educación infantil en O Piñeiriño y somos felices. A veces me quedo a dormir, pero el tren ahora tarda 50 minutos. Vengo por la mañana y a las siete y media de la tarde vuelvo. Solo le falta wifi porque hay muchos túneles. Soy adicto al tren», confiesa. Tiene 58 años. «Los llevo bien porque gracias a mi profesión me relaciono con gente joven y eso rejuvenece». Cuando se acercó a saludarme me dio la sensación de que cojeaba un poco. «Me operaron de una cadera y estoy pendiente de una intervención en la otra. Son cicatrices de mi época de jugador», destaca. Jugó seis temporadas en la máxima categoría del baloncesto español. Era el base del Breogán en una época gloriosa, en la que llegaron a ser sextos y jugar al año siguiente la copa Korac. Y después militó en cantidad de equipos gallegos. «Nunca quise jugar ni entrenar fuera de Galicia. Elegí quedarme aquí. No sé, será la morriña», comenta Tito. Y todo ese extenso currículo midiendo 1 metros y 77 centímetros. «No sé que hubiese pasado de haber medido más. Me hubiese gustado medir 15 centímetros más».

De Larry Bird a Gasol

Es padre de cuatro hijos, dos chicas y dos chicos. La mayor acabó Derecho, el siguiente está a punto de terminar Relaciones Laborales, otra empezó Ingeniería Química y el pequeño está en segundo de bachillerato. Lo cuenta con lógica satisfacción. El próximo fin de semana se juega la fase final de la Copa del Rey de baloncesto. «Lo que me gustaría es que al terminar el torneo haya mejorado el baloncesto en A Coruña, en lo social y en lo económico», analiza Tito, que fue crítico con la ACB por no invitar al Básquet Coruña a la presentación oficial en María Pita. «Si por mi fuera no iría a ver los partidos al Coliseo, pero voy. Lo que sucede es que no me gusta aparecer en actos. Como entrenador soy exigente y activo, pero en mi vida privada soy sencillo y familiar». Se considera noble. «No me gusta engañar». Dice que los 58 años «pasaron volando». Disfruta de un buen chuletón poco hecho con los amigos y de los vídeos de baloncesto. «Tengo pocos de cuando jugaba, y no me gusta verme», confiesa Tito, admirador de Magic Johnson, Larry Bird, David Robinson o Pau Gasol. «Jugadores que hacen bueno al resto del equipo», sentencia.