Los últimos presupuestos del PP sobrevivirán a la llegada de la Marea en A Coruña

E. E. A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

El gobierno apenas tiene margen para aprobar sus inversiones en plazo

26 nov 2015 . Actualizado a las 09:19 h.

Los presupuestos municipales son el documento político esencial de un Ayuntamiento. Sin un texto aprobado con partidas asignadas a cada inversión prevista, no se pueden acometer estas. No hay drama en el día a día, porque las nóminas, gasto corriente y demás están garantizados, pero tampoco podrá haber actuaciones significativas, de esas que constituyen la médula de los programas electorales.

El año se acaba y el problema del gobierno local de A Coruña para poder aprobar sus propias cuentas es numérico: la Marea son diez concejales y les hacen falta cuatro más para la mayoría. Esa minoría se evidenció en la indigestión del modificativo de crédito, que aún colea cuatro meses después del primer intento. Tras la experiencia del duro parto de ese acuerdo con el PSOE la Marea tomó nota para liquidar por la vía rápida las ordenanzas más importantes. Y lo lograron implicando al PSOE, que ayer mismo avisó de que ese idilio fue puntual y de que a este paso no habrá presupuestos pactados para el 2016. El portavoz socialista, José Manuel Dapena, avisaba de que se están incumpliendo los pactos. El 4 de noviembre se les dijo que se crearía una comisión mixta para negociar las ordenanzas pendientes y las cuentas del 2016, pero han pasado más de tres semanas y no ha habido reunión alguna. «Este fin de semana celebran en A Coruña un encuentro de ciudades rebeldes, pero los coruñeses preferirían que fuese un encuentro de ciudades bien gestionadas», dice.

Traducidos al lenguaje común, los movimientos del PSOE vienen a significar lo siguiente: que el partido no tragará con un documento hecho al que sugerir alguna aportación a toda prisa, que cada partida habrá que negociarla con ellos y que en esa negociación los socialistas demandarán su cuota de visibilidad evitando el conocido papel del «tonto útil».

Por la vía normal las cuentas deberían estar aprobadas el 31 de diciembre. La normativa indica que para hacerlo han de ir a pleno, publicarse en el BOP para someterse 15 días a exposición pública, responder a las alegaciones y aprobarlas de nuevo en pleno de modo definitivo. A 26 de noviembre y sin haber negociado con el PSOE, cumplir el calendario se antoja imposible, y más con los festivos navideños, por lo que todo apunta a que el año empezará con los presupuestos prorrogados que dejó el PP. Nada impide, eso sí, sacarlos más adelante ya fuera de plazo.

Hay otra opción, más torera y tampoco imposible, pensada precisamente para evitar bloqueos al funcionamiento de las administraciones locales: la Marea puede llevar a pleno las cuentas que quiera y, una vez rechazadas, recurrir a una moción de confianza, una figura jurídica que da un plazo de un mes al resto de los grupos para presentar una moción de censura. De no hacerlo, quedarán automáticamente aprobadas a los 30 días. Emprender ese camino de pecho descubierto es viable, pero con los plazos marcados, para que los presupuestos entren en vigor el 1 de enero tendrían que llevarlos a pleno como muy tarde el próximo lunes. Lo que irá, con suerte, será otra vez el modificativo.