Desde hace décadas, las excavaciones arqueológicas hechas en distintos puntos la ciudad han permitido ir recuperando vestigios históricos de la misma. Dejando atrás trabajos como los de José María Luengo que en 1949 localizaba en la calle Real sepulturas con restos humanos del siglo I, junto con monedas de la época de Felipe IV, en lo que va de este siglo fue localizada en la calle San Carlos, junto al Arquivo do Reino de Galicia, una de las puertas de la muralla medieval. Fue hace doce años cuando aparecieron las dovelas de una de las entradas de la primera muralla de la ciudad.
Al año siguiente, la excavación para construir un edificio en la calle Príncipe (todavía hoy sin concluir) dejó al descubierto un tramo de la muralla medieval que discurre por la zona que ocupada el jardín lindante con el jardín de Capitanía.
Estos descubrimientos se suman a otros para que en el plan de las murallas figure la propuesta de hacer una senda peatonal, que iría por encima de estos restos aunque, lógicamente, sin tocarlos, y que permitiría ver la misma desde la zona la plaza de Azcárraga hasta el jardín de San Carlos y poder continuar luego hacia la zona del que había sido convento de San Francisco, detrás del Museo Militar. Y en relación a otra instalación militar, el baluarte de los Pelamios, la propuesta señala una serie de elementos ajenos a la construcción original como son «garitas y antepechos de ladrillo enfoscado de cemento con verja metálica de protección». De todos modos, es uno de los espacios con escaso interés histórico en el conjunto de las murallas.