Tirando de una historia que se remonta a los noventa, cuando los vendían como unos Black Crowes a la española, M-Clan llegan como todo un símbolo del rock patrio. Su directo goza de solidez, su repertorio incluye un puñado de hits y la fuerza los acompaña
27 mar 2015 . Actualizado a las 16:21 h.M-Clan sentían que tenían una deuda pendiente. «Siempre nos dijeron que teníamos un directo potentísimo y lo que hicimos ahora fue plasmarlo en un disco», señala Carlos Tarque, su cantante. Se refiere a Dos noches en el Price, el álbum en directo que está sirviendo de excusa para una gira que recala ahora en Galicia.
-Quedan lejos ya sus días de gloria comercial pero, aún así, el verano pasado llenaron y pusieron patas arriba la plaza de María Pita en A Coruña. ¿Por qué?
-Nos precede nuestra fama de directo. Nuestro mejor momento comercial no ha sido nuestro mejor momento personal, ni artístico. Ahora es el mejor momento de M-Clan. No somos número uno, pero tenemos solvencia, bagaje y reconocimiento.
-¿Y está superado el conflicto con sus fans tras el giro de «Usar y tirar» (1999)?
-Eso va a estar siempre ahí, a la gente le gusta mucho buscar ese conflicto. Pasó con el tercer disco. Tenemos ya diez u once. ¿Vamos a seguir con lo mismo? ¡Pregúntame por otra cosa! ¿Me vas a seguir preguntando por mi novia del instituto con la que duré cinco meses? M-Clan no necesita demostrar realmente nada. Hay gente del rock que no encajó que M-Clan diera un giro hacia lo comercial y se molestó. Pues nada, chico, adiós. ¿Qué quieres que te diga? Nuestra visión de la música es muy amplia. No vamos a ser Motörhead, haciendo siempre lo mismo. Rompimos con eso pronto. No solo nos gusta el rock sureño de los años setenta. A quien le guste el rock clásico que venga a un concierto de M-Clan y me diga si lo que hacemos no es rock clásico.
-¿Por qué piensa que ocurren estas cosas?
-Porque en este país, en general, somos así. Cuando alguien deja de ser exclusivo y pasa a ser de mucha gente te parece que no tiene el mismo valor. Es una cuestión de egoísmo. A todos nos ha pasado. «Estos se han vendido», dices. Pues no, lo que pasa es que a lo mejor tú no estás a la altura de evolucionar con ellos.
-¿Buscaban apartarse del pop en los últimos discos?
-No sé si llamarlo pop.
-En «Calles sin luz» parece que reivindican el modo de vida roquero y las raíces.
-Esa es la canción autobiográfica que habla de llegar a donde estás, de dónde vienes y el orgullo de sentir que te lo has currado. Tiene mucho rock-soul. Aunque suene algo pedante, lo de M-Clan creo que se le escapa un poco al entendimiento de la gente en España. Aquí parece que si eres roquero tienes que hacer lo que hace Extremoduro e ir al Viña Rock. Y no, hay mucho más en el rock que Extremoduro.
-Bueno, cuesta encontrar a un grupo nacional que se ajuste mejor a la etiqueta de rock que ustedes. ¿No cree?
-Pues me parece muy bien. Yo veo en los conciertos a gente joven que no tienen el prejuicio del cambio de M-Clan. Le encanta. El cambio fue muy brusco. Pero yo digo; «Ven a vernos, evoluciona con la banda». No tienes que estar haciendo siempre el mismo riff. M-Clan es un grupo que defiende el rock clásico en castellano. No hay ningún otro. Que sean cosas pequeñitas y vendan 200 discos, sí. Pero una banda que lleve 20 años y que llene sitios grandes creo que es meritorio.
-El rock está totalmente asumido por la cultura oficial. Mañana, por ejemplo, actúan en el Palacio de la Ópera ¿Ya no hay rebeldía?
-No sé, depende lo que entiendas por eso. M-Clan nunca fue un grupo de rebeldía. No somos un grupo punk ni antisistema. Lo nuestro era una cuestión más personal y artística. No hemos hecho un grupo musical para expresar sentimientos políticos. Hablamos más de emociones, que es una cuestión que está por encima de lo social.
-Ahora son dos. ¿Es como el fútbol, que hay quien dice que se juega mejor con diez que con once?
-No sé si mejor, pero la vida y los sucesos que han acaecido nos han llevado aquí. Los que somos fundadores de M-Clan nos hemos encontrado así y funcionamos perfectamente.