Un embudo para 100.000 coches diarios

E. E. A Coruña / La Voz A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

26 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Quien haya salido o entrado de la ciudad en un día de playa por el puente del Pasaje no necesitará muchas más explicaciones. La movilidad en A Coruña tiene varias trampas, cuellos de botella que estrangulan y ralentizan el tráfico. El puente es una de las mayores, y además con muy pocas alternativas y ninguna de ellas gratuita. Quien no quiera pagar el peaje de la autopista ya sabe que tendrá que pagar otro peaje, de los que se abonan con paciencia, no con dinero.

El Pasaje ha estado siempre en el vocabulario político, pero en casi medio siglo nunca salió de ahí. Las ideas se quedaron por el camino a la espera de financiación. Ahora Ana Pastor vaticina tiempos mejores y apunta a su departamento a hacerse cargo de una actuación no menos necesaria que la aprobada para otro puente gallego, el de Rande. Si a Vigo se le hacía pequeño el suyo, el de A Coruña lleva décadas siendo exiguo.

Si en los años 60 servía para atender las necesidades de entonces, es obvio que después de que el parque móvil coruñés se multiplicara. Entonces vivían en la ciudad 173.000 personas, hoy son cerca de 250.000, a las que hay que sumar las de un área metropolitana que también ha multiplicado su población. Además, en la España de 1960 había una media de 33 coches por cada mil habitantes, hoy hay 593. Y los datos de A Coruña no son distintos.

El viejo puente, es obvio, no fue diseñado para dar cabida al tráfico que hoy acoge. El ensanchamiento de Alfonso Molina, que teóricamente se iniciará en breve, es otra obra complementaria esencial. Pero sin agrandar el Pasaje la ciudad no tiene salida. Ni entrada. Solo así se conseguirá que municipios como Oleiros o Sada queden más cerca de lo que están, porque hay días en los que la media hora de atasco da para llegar a Ordes. Ahora que le asignen presupuesto.