«Vimos sete xabarís diante da nosa casa e só puidemos berrar para asustalos»

Dolores Vázquez BERGONDO / LA VOZ

COIRÓS

C. Delgado

Una familia de Espíritu Santo reclama más batidas tras tener que renunciar a la huerta por los continuos destrozos

13 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Levantaron todo», resume ante un césped tintado de zonas revueltas David Carro, como la muestra más visible de los estragos que les dejaron las últimas visitas de los jabalíes a su finca, en el número 38 de Espíritu Santo, un caso similar al registrado el pasado fin de semana en el entorno del centro de salud en Coirós. «Aquí xa perdemos a conta das veces que viñeron, primeiro levantaron a horta, pero agora xa chegan ao xardín, ata a porta da casa», remarca. La parcela, de once ferrados, solo está cerrada por la parte delantera y se ha convertido en lugar de recreo para los animales. El jueves pasado, a las doce y media de la noche, a los pocos minutos de regresar a casa, Carro escuchó ladrar a su perro, única manera que tiene de enfrentarse a ellos debido a sus diminutas dimensiones, y cuando salió a mirar al balcón «diante da casa había sete, tres grandes e catro pequenos, só puidemos berrar para asustalos e marcharon», relata.

No fue la primera de estas visitas, ya hubiera otras y habían optado por supuestos remedios aconsejados por los vecinos, pero sin mucho éxito. «Probamos a botar pelo, porque din que non lles gustan, puxémoslles a radio, tamén hai quen probou con sulfato, pero funciónache unha vez, despois nada», remarca casi con resignación y dice que «non hai nada que facer». «Antonte [luns] volveron outra vez, o can comezou a ladrar e saímos, só vin un grande, pero escoitamos o barullo do resto», comenta este joven, que reconoce que «agora veñen cada dous por tres, cremos que a poboación segue en aumento e terán que facer algo para controlalos», entendiendo que solo con batidas se evitará que se acerquen a las viviendas.

Su madre, María José Temprano, reconoce que han dejado de plantar la huerta, por hastío, porque los jabalíes la levantan toda y apunta que también atacan a los manzanos, que dañan para tumbar las ramas. «As patacas non as probamos, aínda por riba non as comen, adéntanas, igual que coas mazás», explica y asegura que si bien en su finca solo han aparecido de noche, los vecinos de la zona han visto hasta cinco ejemplares de día, sin llegar a inmutarse con la presencia humana.