«Hoy la comunicación es una parte esencial del proceso asistencial»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

CARRAL

Lleva 25 años en el gabinete de prensa del Chuac. Entró cuando se creó el Sergas

07 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es mediodía cuando hablamos en su despacho del Chuac. En la pequeña tele encendida a sus espaldas, hablan del virus zika. La presentadora dice que es «una amenaza similar al ébola o a la gripe A». Por ahí arranca la conversación con la periodista Cristina de la Vega (Madrid, 1966).

-¿Esto va a ser como lo del ébola?

-A nivel de comunicación, algo hemos aprendido; el caso es que luego todo eso se aplique. Espero que no sea como lo del ébola. Mi homóloga del Carlos III de Madrid estuvo más días metida en el hospital que la propia auxiliar de enfermería.

-Que Teresa Romero.

-Sí. Todo se fue un poco de las manos. Había tantas fuentes... Las redes sociales avivaron la llama.

-Suelen echar gasolina al fuego.

-A veces, con cosas que son verdad, pero sacadas de contexto y, otras veces, con cosas que son radicalmente mentira. Ayer entré en Facebook y estaban diciendo que Mercedes Milá había muerto.

-¿Cómo es su trabajo?

-La información de salud tiene una parte humana, que es la que te engancha, pero también la que te quema, porque estás en contacto con el dolor. La última, la tragedia del rali de Carral. Son situaciones muy dolorosas.

-Al mismo tiempo, las noticias de salud suelen ser las que más se leen. ¿Tiene la sensación de estar siempre en el punto de mira?

-Sí. A mí me hace gracia eso de las cuatro fases de la comunicación de crisis. ¿Qué cuatro fases? Yo vivo en una crisis permanente.

-El incendio salta en cualquier momento, vamos.

-Eso digo. A mí lo de Carral me pilló en Ares. Acababa de sentarme a tomar algo cuando me llamaron y me vine en chanclas.

-Otra peculiaridad de la información sobre salud es que tiene que ser más rigurosa que ninguna.

-Y llegar al público en general, traducirla sin que pierda el rigor.

-En la actualidad, todos los hospitales tienen ya un servicio de prensa. Antes no era así.

-Me parece fundamental. Hoy la comunicación es una parte importantísima del proceso asistencial.

-Está asumido como necesario.

-Antes, al saber de mi trabajo en el Chuac, siempre me preguntaban si yo era enfermera.

-¿No daba la pinta de médico?

-Esa era la segunda pregunta [Risas]. Pero la primera, y al ser mujer, si era enfermera.

-¿Y qué le decían?

-«¿Periodista? ¿Qué hace una periodista en un hospital?» Afortunadamente, eso ha cambiado.

-Ya se sobrentiende.

-Fíjese si es importante nuestro trabajo que, según comuniques, puedes generar una alarma social que afecte a la salud del paciente.

-¿Qué rama del periodismo habría escogido de no ser esta?

-Quería ser reportera de guerra y, cuando hay una crisis de estas, pienso que se le parece [Risas].

-Como en la trinchera. De tanto manejar información de salud, ¿ya hace hasta diagnósticos?

-Mis amigos me llaman la doctora De la Vega [Risas]. Si no hubiera hecho periodismo, habría escogido una carrera sanitaria. Es desde donde más puedes hacer por los demás.

-Poner su granito de arena.

-No tienes que inventar la penicilina. Llega con que hagas algo por los demás, algo que trascienda. La vida va de eso. De trascender.

«Es muy común confundir virus con bacteria y gripe con catarro»

La jefa de comunicación del Chuac es también la delegada del congreso Lo que de verdad importa; colabora con Sonrisas de Bombay y la Fundación Vicente Ferrer; y es autora del libro 20 historias de amor y un canto a la esperanza, que escribió para New Light, un hogar para hijos de prostitutas en el barrio rojo de Calcuta. Ahora Cristina de la Vega está inmersa en la organización del congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud en Galicia, el 8 de abril en Mondariz.

-En la información sanitaria, ¿cuál es el error más común? ¿Confundir virus con bacteria?

-Sí. [Risas] Virus con bacteria, gripe con catarro, qué es un brote... Y hay bastante confusión entre especialidades médicas. Un cardiólogo no opera; la reanimación es una cosa, la uci es otra.

-Los médicos flipan, ¿no?

-Sí [Risas]. Pero en la misma medida que ellos tampoco conocen el argot de los periodistas.

-Lo que pasa es que con la salud, el sesgo es más grave.

-Mucho más grave. Nuestro producto es la vida.

-Y luego están las enfermedades a las que los periodistas no llamamos por su nombre.

-Sí. Es raro encontrar la palabra cáncer en un periódico.

-Confiese, ¿cuál es su eufemismo preferido?

-Preferido no, pero se usa mucho esa larga y penosa enfermedad, proceso tumoral... Nuestra sociedad vive de espaldas a la muerte. Nos comportamos como si fuéramos a vivir siempre.

-Pero a las listas de espera y a los colapsos en urgencias sí le llamamos por su nombre.

-Pasa en todas las comunidades y, depende del color político, se utiliza de una manera o de otra. Es evidente que no debería ser así. Tenemos el mejor sistema sanitario y hay que protegerlo por encima de todo.