«Los populismos alimentan a los papanatas»

CAMBRE

Juan Leirachá Naya debuta como escritor con un cuento sobre la naturaleza humana ambientado en el fútbol

21 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Leirachá Naya (A Coruña, 1947) presentó ayer su primer libro, Cuando el balón se para, en el marco del congreso internacional sobre Wenceslao Fernández Flórez que hoy se clausura en Cecebre. Hijo del periodista deportivo Vituco Leirachá, exempleado de banca, futbolista amateur, músico, escritor aficionado y fundador en los años 70 del London Guitar Studio, una tienda en la que se daban cita grandes maestros de la guitarra que pasaban por la capital británica, Juan Leirachá se toma esta primera incursión en la literatura como «una aventura» a la que sucederán al menos dos historias que ahora le rondan la cabeza. «Igual que las aventuras de jubilados de mis amigos, con sus hijos y sus nietos, yo que nunca me casé también tengo la mía».

-¿Cómo fue la presentación?

-Muy bien. Nos dijeron que quedaba poco tiempo y que habláramos poco, así que fue estupendo.

-¿Y usted qué dijo?

-Bueno, dije que este cuento (porque yo no lo considero una novela) va de la vida y de cómo somos los seres humanos. El fútbol solo lo hace más atractivo.

-El libro comienza con un hombre que se llama Anselmo, y todos sabemos que es Arsenio, saliendo del estadio un domingo por la noche...

-Sí, está inspirado en él. Arsenio es un tipo íntegro, con un sentido ético muy acentuado, en un mundo de pícaros donde el dinero es el rey, De ahí viene todo, de aquella España inculta, negra. Porque al fútbol hasta hace poco nadie lo controlaba. Aunque el ser humano sea el mismo, ahora y antes. Los populismos son el alimento de los papanatas y en el fútbol lo vemos constantemente. Cuando tuve que ponerme en serio, a corregir, a perfilar el texto, descubrí que los personajes iban solos.

-¿También le ocurrió eso?

-Sí, ¿no dicen que la buena literatura nace de una mezcla de ficción y realidad? A mí humildemente me inspira la realidad. Y algo de mundo he visto, entonces, cuando tienes a un personaje ya te imaginas cómo va a seguir. Si es el típico trepa, o el que acaba feliz con su mujer... Sí que sale. Aunque también aparecen sorpresas.