La lección del profesor Gómez Noya

BETANZOS

eduardo pérez

El triatleta mantuvo un encuentro con los alumnos del colegio Franciscanos

18 oct 2016 . Actualizado a las 13:25 h.

Los chavales de entre 10 y 16 años lo escucharon con atención. No todos los días puedes oír en directo y casi tocar a un campeón del mundo, a un premio Princesa de Asturias del Deporte (recoge el galardón este viernes), a un número uno. «Es un día que queda para siempre en la historia del colegio», destaca Natalio Saludes, profesor del colegio Franciscanos sobre el encuentro que ayer mantuvieron con el triatleta Javier Gómez Noya. Los alumnos escucharon de boca de Javi cosas que seguramente les habrán dicho muchas veces sus padres en referencia a los estudios. «No vale estar cansado», sentenció el campeón, o «mi día de descanso no es no hacer nada, sino trabajar menos» y «si te organizas hay tiempo para todo». Frases que ojalá resuenen todo el curso en la cabeza de los jóvenes estudiantes. El profesor Gómez Noya, que acudió al centro educativo acompañado por su padre, habló de aceptar el fracaso con la misma naturalidad que el éxito. El progenitor aprovechó la ocasión para dar un consejo importante: «Hay que aprender mucho inglés y nada de golosinas». Estuvo más de una hora, demostró su gran capacidad de esfuerzo también al contestar preguntas, y acabó participando en la entrega de un talón simbólico con la cantidad recaudada en la reciente carrera solidaria a beneficio del programa Boa noite que nació en los Franciscanos. Una jornada para el recuerdo gracias a la mediación del profesor de Educación Física, Gonzalo Souto, que movió los hilos para que el demandado deportista pudiese estar ayer impartiendo magisterio vital.

25 años después

Para todas fue un fin de semana especial. Se encontraron con su pasado. Retrocedieron 25 años en el tiempo para volver a su colegio y ver a sus antiguas compañeras de aula. Me refiero a la promoción de alumnas que hace 25 años terminaron sus estudios en el colegio Montespiño, donde quedaron de nuevo el sábado por la mañana para recordar viejos tiempos. Me piden que haga referencia a Arancha Ocampo, «que nos dejó hace unos años y fue la compañera más buena que pudimos haber tenido», destacan.

Betanceiras del 49

Retrocedo un poco más en el tiempo para encontrarme con un grupo de mujeres de Betanzos de la quinta de 1949. Celebraron un encuentro en el que compartieron experiencias vividas en la Ciudad de los Caballeros.

El colegio de Oliva

Sigo con recuerdos. Seguro que muchos lectores conocieron esta escuela que dirigía Oliva Arnaiz Marante. Estaba situada en la calle Carballo, detrás de El Corte Inglés (que entonces no existía). A un casa de planta baja acudieron durante décadas cantidad de chavales. «La foto más antigua que tengo en el colegio es de 1947. Era como una escuela rural. Daba las clases y después pasantías hasta las diez de la noche», relata Oliva, que ahora tiene 87 años. Aunque la cerró cuando cumplió los 65 siguió formando alumnos en su casa hasta los 77. Les hablo de esa mujer que marcó una época en la enseñanza coruñesa porque el viernes antiguos alumnos compartirán una cena con ella, como llevan haciendo 25 años. Una profesora que dejó huella.