Disgustos en forma de tablilla

Toni Silva IRIXOA / LA VOZ

BETANZOS

CÉSAR DELGADO

Los tecores de caza están siendo sancionados por una ley autonómica que obliga a retirar los carteles de los árboles. Por cada uno, 60 euros de multa

25 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace trece años, la Xunta salió en defensa de los árboles autóctonos con una nueva ley. Aquella orden del día 23 de julio del 2002 prohibía colocar pintadas y señales en los árboles, como si de una pared se tratase. Aquella norma obligaba a la retirada de las tablillas que anunciaban los tecores de caza que se repartían por la flora de Galicia, si bien mayoritariamente los cazadores elegían eucaliptos, especie no autóctona, para ubicar estas señales. Como ocurre en tantas ocasiones, durante una década la normativa fue un texto muerto y las tablillas continuaron conviviendo con la flora clavadas en los árboles.

Pero desde hace tres años, en pleno fragor de la crisis económica, la norma se ha reactivado -empujada por la Lei de Caza del 2013, en cuyo artículo quinto recoge la prohibición de colocar señales en los árboles-, y sus consecuencias se han hecho efectivas. Los responsables de los cotos han recibido la visita de agentes de la Policía Autonómica conminándoles a retirar las tablillas.

Los agentes localizaban las piezas infractoras y daban aviso a los propietarios de las fincas que, generalmente, se libran de la multa (60 euros por tablilla) si acuden a las dependencias administrativas con la prueba del delito. Pero algunos presidentes de tecores se han encontrado con situaciones esperpénticas tras recibir la amenaza de la multa. En Irixoa, el presidente del tecor, Xosé Manuel Golpe Acuña, comienza a tomarse con paciencia la localización de estas tablas una vez que recibe la denuncia. «As coordenadas que envían da Consellería de Medio Ambiente son de UTM, e témolas que traducir para o GPS... e aínda así moitas veces non damos con elas», explica. Menos aún cuando hace dos meses descubrieron que la tablilla infractora ya no estaba. Ni ella, ni el árbol que la sostenía ni el resto de bosque. «Acababan de talar», recuerda Golpe Acuña, quien tuvo que redactar un escrito explicando la situación y por qué no podían llevar la tablilla a los despachos.

Pago

Algo parecido ya le había ocurrido a Eugenio Martínez, presidente del tecor San Martín (Vilasantar, Curtis y Sobrado) quien acabó pagando la multa. «Me multaron porque la dichosa tablilla no apareció», explica este octogenario que, reconoce, prefirió pagar los 60 euros «para que me dejaran de marear». Asegura que la colaboración de la Administración no fue todo lo buena que necesitaba. «Una vez que no dimos con la tablilla, el policía que me multó dijo que me llamaría a los dos días para decirme el sitio exacto, porque esa es otra, se habían equivocado de carretera, pero aún estoy esperando su llamada», se queja Eugenio.

¿Y quién multa a la Xunta?

Mientras la Xunta ordena la retirada de placas en los árboles, el propio organismo autonómico es propietario de algunas de las placas que invaden la vegetación autóctona, como la de la imagen, en el camino a Os Caneiros en Betanzos. foto CÉsar Delgado