Francisco Javier Tarrío: «Creo que estos procesos se inician por temor a que se vacíen los colegios»

Alfonso Andrade Lago
alfonso andrade REDACCIÓN / LA VOZ

BETANZOS

Tarrío ha llevado la defensa en los tribunales de tres familias que educan a sus hijos en casa.
Tarrío ha llevado la defensa en los tribunales de tres familias que educan a sus hijos en casa. CESAR QUIAN< / span>

El defensor de los padres de Rairiz duda de que se produzca «una avalancha» de progenitores que eduquen en casa

18 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El abogado coruñés Francisco Javier Tarrío, de Tarrío Abogados, ha llevado tres casos judicializados en Galicia tras las denuncias presentadas por la Fiscalía de Menores contra padres que decidieron sacar a sus hijos del colegio y educarlos en casa. La Justicia ha dado la razón a los progenitores, y el lunes se conocía la última sentencia favorable, en Rairiz de Veiga. Javier Tarrío cree que en estos casos se actúa por temor a que se vacíen los colegios, cuando «no va a ser así».

-Con los precedentes que había en Galicia, a raíz de otros casos que llevó también usted, ¿se esperaba el fallo judicial?

-Bueno, desde luego confirma la línea que veníamos defendiendo en otros pleitos: que la vía penal no es la más adecuada, porque nunca se puede hablar en estos casos de abandono familiar, pues no hay una decisión que dañe el derecho a la educación. Al contrario. Cuando alguien saca a sus hijos del centro y los educa en casa suele hacerlo para que los menores tengan una evolución favorable en sus estudios, no al revés. Si se ponen al servicio del niño todos los medios posibles no entra en cabeza humana el abandono de la familia.

-¿A qué se debe entonces esa insistencia de la Fiscalía en la vía penal?

-Lo ignoro. En el primer caso que hubo en Galicia, que llevamos nosotros en Betanzos y luego en A Coruña, la Audiencia Provincial ya frenó el juicio por entender que no había relevancia penal. Era un caso idéntico al que se acaba de fallar en Rairiz de Veiga. Sí hubo juicio en la Audiencia de Pontevedra, en el segundo proceso con trascendencia legal, que se inició en Vigo. El fallo también fue favorable. El tercero que llevamos ha sido el de Rairiz de Veiga, dejando al margen otros muchos que no se judicializaron.

-¿Y cree que la Fiscalía recurrirá en el caso de Ourense?

-Por ahora no tenemos notificación de esto, pero me parece que no tendría mucho sentido a la vista de los antecedentes. De todas formas, en Derecho nunca se sabe.

-¿Qué pasaría si estos temas se llevasen por la vía civil?

-Esa es la pregunta del millón. Supongo que sería tan sencillo como verificar por parte de los Servicios Sociales de un Concello o de la Xunta que los niños están bien atendidos. Y si es así, no cabe otra medida; ni tribunales ni nada, pues la vía civil está pensada para una situación de riesgo para el menor, y no sería el caso.

-¿Por qué cree que se denuncian estos casos?

-Se busca un efecto disuasorio, que las familias no exploren esta posibilidad. En el segundo caso, el de Vigo, la Fiscalía pidió por primera vez una multa. En el tercero, el de Rairiz, ya solicitó prisión. Va subiendo. Creo que estos procesos se inician por temor a que se vacíen los colegios, y nada más lejos de la realidad. Educar a los hijos en casa supone un sacrificio muy grande y bastante tiempo libre. No creo que ahora vaya a producirse una avalancha de padres que busquen esta alternativa, aunque, por introducir una pequeña maldad, la verdad es que si nos fijamos en el índice de fracaso escolar...

-¿Cómo funciona West River, la entidad americana a la que están apuntados los niños de Rairiz?

-Es la misma que en el caso de Betanzos. Se trata de una entidad a la que se envían los trabajos que van haciendo los niños en casa y que certifica sus progresos. Acredita además un interés.

-¿Certifica también el gallego?

-Sí, aunque estos chicos no tienen problemas con el idioma.

-Algunos juristas hablan de un limbo legal en España sobre la educación en casa. ¿Es así?

-Lo es. El Tribunal Constitucional considera perfectamente válido que te obliguen a escolarizar a los niños, y lo contrario: que no te obliguen a hacerlo. De hecho, cuando participé en el desarrollo legislativo de la Ley de Menores de Galicia se pretendía equiparar absentismo escolar a abandono, y hubo que matizarlo.