«Todo se aceleró y él no quería ser incinerado»

Toni Silva BERGONDO

BERGONDO

Los vecinos se alertaron con la aparición de huesos.
Los vecinos se alertaron con la aparición de huesos. CéSar Delgado< / span>

El párroco de Guísamo inició las polémicas obras para dar sepultura a un hombre sin tumba

15 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No era una obra planificada, sino más bien una improvisación un tanto chapucera. El párroco se encontró con un muerto por enterrar, vinculado a la parroquia de Santa María de Guísamo, y con voluntad de encontrar allí el descanso eterno. Pero murió sin haber obtenido un hueco en este camposanto, sobresaturado y sin apenas oferta de venta. «El fatal desenlace se aceleró y él dejó claro que no quería ser incinerado», reconoció el párroco de este rincón de Bergondo. Solicitó al Ayuntamiento que le cediera uno de los nichos reservados para familias sin posibles, algo que, en un principio, la alcaldesa rechazó por no concurrir dicha condición económica. Y fue entonces cuando el párroco optó por remover el subsuelo de la vieja parcela del cementerio. «Hicimos una sepultura, algo totalmente lícito, y entonces el enterrador me dijo que podíamos aprovechar la presencia de la pala y ampliar, porque son terrenos del cementerio y es legal que la iglesia lo haga, hace más de cincuenta años que no se hacían enterramientos en esa zona», indicó el sacerdote, quien asegura que la presencia de pequeños huesos es algo normal en los cementerios. «No nos encontramos con ningún esqueleto», aseveró.

Finalmente, el enfado de los vecinos ante los movimientos de tierra junto a sus muertos, y la presencia de la Guardia Civil, motivó una solución de urgencia por parte del Ayuntamiento, al permitir, esta vez sí, que el hombre recién fallecido pudiese ser enterrado en uno de los nichos «municipales». «Pero é dun xeito provisional», matiza la alcaldesa, Alejandra Pérez, quien no ve problema para que el párroco pueda llevar a cabo, «con licencia», la obra de nuevas tumbas.