Mario García: «Un enfermo me pidió un autógrafo en el hospital»

ARTEIXO

CÉSAR QUIAN

El cantante del grupo Tregua, que el 16 de febrero presenta nuevo disco, es enfermero en el Chuac

27 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es enfermero del Chuac, líder del grupo de rock Tregua, y padre de dos niñas pequeñas. Andrea tiene 4 años y Lucía 8 meses. «Mi profesión es la música y mi medio de vida la enfermería. Lo mismo hago un turno en el hospital que ensayo con la banda. En mi vida es habitual salir de un concierto, ir al trabajo directamente y después al parque con las niñas», comenta Mario García Candame, de 33 años. Su mujer es enfermera en la UCI de Pediatría en el Materno. «La conocí en el hospital», afirma sonriente. Lleva dibujado en el rostro un gesto alegre. «Charles Chaplin decía que un día sin una sonrisa es un día perdido», apunta este coruñés de los Ameneiros de Meicende. «El apodo viene de mi abuelo, que era muy alto». Su padre es de León, de Horcadas, un pequeño pueblo de la montaña en el que viven una veintena de personas. A 400 kilómetros de Juan Flórez se encuentra su Arataca particular. «Está al lado del pantano de Riaño. Estoy reconstruyendo una vieja cuadra familiar para convertirla en vivienda. Me crie allí y me encanta escaparme para disfrutar de los valores del pueblo, que son difíciles de encontrar en la ciudad», relata este antiguo alumno del Calasanz al que el Smoke on the water de Deep Purple cambió su vida. «Encendió la chispa», recuerda Petru, como también le llaman algunos. «Es por un guitarrista, pero para la mayoría soy Mario», aclara.

El trabajo sanitario

Tras aquel chispazo llegó un primer concierto en el legendario Bar de los Ron con sus amigos Pipe y Carlos Rioboo haciendo versiones de clásicos. «Tener una banda de rock and roll es lo mejor que te puede pasar en la vida», sentencia. Decidió matricularse en la escuela de Oza porque «enfermería era una carrera corta y con salidas y, la verdad, no me llamaba otra cosa», rememora. «Es duro trabajar en sanidad. Te sitúa. Ves muchas vidas y te enseña a saber lo afortunado que somos los que estamos sanos. La gente, en general, es muy egoísta. Piensa en lo que le falta y no en lo que tiene. Con 21 años era enfermero y maduras de manera precoz», analiza Mario, que recuerda que «una vez un enfermo me pidió un autógrafo». Es lo que tiene ser enfermero y cantante.

  

Cuarto disco

Reconoce que todavía no ha compuesto una canción dedicada a sus hijas, aunque afirma con ternura que «ellas son mi mejor composición». Es inquieto. No para de moverse en el taburete en el que está sentado mientras charlamos. No soporta el tabaco. Le gusta tenerlo todo controlado. Dice que su principal virtud es «la capacidad de adaptación». En casa no se habla del trabajo «excepto que sea alguna anécdota graciosa». No puede resistirse a un cocido leonés. Bebe agua, y ron cuando sale de noche. No canta en la ducha. Jugaba al fútbol, pero ahora no hace deporte. «No tengo tiempo», se excusa. Dice que no es muy amigo de los grupos de WhatsApp, pero se pone a contarlos en el móvil y está en ocho diferentes. «Todos de familia, amigos y el grupo de música. Las redes sociales solo las utilizo a nivel trabajo, no personal», informa. El 16 de febrero presentan su nuevo disco en el Teatro Colón y ya vendieron 200 entradas. «Las compraron nuestros seguidores con mucha antelación. Nos gustaría llenar o por lo menos llegar a las 500. Estamos súper contentos, y también por cómo ha quedado el disco, que sale en enero y se llama como el grupo, Tregua. A diferencia del anterior, todas las decisiones han sido tomadas por nosotros de principio a fin», destaca. Nos despedimos. Sigue con el gesto sonriente. Tengo la sensación de que se está quedando conmigo. «Soy lo que ves, siempre estoy de buen humor. Es difícil verme de malas».