Un camino humanizador para el urbanismo

Marta Pato

ABEGONDO

21 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana hemos conocido la decisión del Supremo de confirmar la anulación del PGOM de Abegondo; esta decisión supone una auténtica conmoción en materia de desarrollo urbanístico porque acoge los argumentos que profesionales del sector venimos defendiendo desde hace años. En una exhaustiva y muy estudiada sentencia, la sala de lo Contencioso Administrativo del Supremo entiende que es incorrecta la clasificación de suelo urbano de determinados ámbitos del municipio cuando existe una carencia de los servicios necesarios, de consolidación necesaria así como una clara falta de integración en la malla urbana, y ademas refiere la falta de justificación de la previsión de crecimiento demográfico y de planificación, algo que hasta la fecha nunca había sido considerado como un elemento de oposición a los planes que las Administraciones municipales han sacado adelante. Es por ello que resulta novedoso que uno de los argumentos utilizados tanto por el Supremo como por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia sea la falta de justificación de la previsión de crecimiento demográfico y de planificación. El plan se basaba en unas sobreestimadas expectativas demográficas y del parque de viviendas. Con esta sentencia se abre un camino humanizador del desarrollo urbanístico puesto que por primera vez se adopta una decisión desde una perspectiva amplia, valorando realmente principios como el desarrollo territorial y urbano sostenible, y con ello se pretende evitar en el futuro conductas especulativas e indeseables y por tanto obligar que partir de ahora las Administraciones se vean obligadas a acreditar el uso racional de los recursos naturales, y a fusionar los requerimientos que impone la economía, el empleo, la cohesión social y la protección del medio ambiente, tal y como reafirma la sentencia del alto tribunal. En definitiva, lo que se esta protegiendo es un interés superior o bien común, que propugna un urbanismo que no ampare conductas desproporcionadas y de consecuencias catastróficas, no solo desde el punto de vista medioambiental sino también desde el punto de vista económico.