Expectación y sorpresa en el aterrizaje de exhibición del Helimer en las Esclavas

Pablo Varela / A. A. A CORUÑA

A CORUÑA

Ángel Manso

Un numeroso público, entre el que había niños del colegio cercano, se aproximaron a la zona para ver de cerca el helicóptero de salvamento

11 dic 2018 . Actualizado a las 19:29 h.

«Eu pensei que era máis pequeno, pero isto é coma un bus», exclamaba uno de los asistentes. El Helimer 401 EC-MCR asentado en la base del aeropuerto de Alvedro hizo las delicias de un amplio público que, este mediodía, se acercó a la explanada de las Esclavas para asistir al aterrizaje del aparato, que llegó en torno a las 11.15 horas tras sobrevolar la bahía para celebrar los 25 años de Salvamento Marítimo.

Entre los asistentes, casi 250 niños del colegio próximo, que tuvieron la seria tentación de salir en estampida hacia el helicóptero cuando llegó a la zona, pero respetaron el orden impuesto por sus profesores y bajaron en fila india. Entre ellos iba Mateo, cuyo padre es socorrista y ya tuvo una experiencia dentro del "pájaro". Cerca de ellos, multitud de fotoaficionados y también algunos bañistas que salieron de las aguas de Riazor para acercarse al espectáculo. Eso sí, ya en bata.

Junto a la cola del aparato, Manuel García, uno de los rescatadores, rememoró alguna de sus experiencias a bordo del helicóptero, en el que lleva trabajando seis años de «satisfacción y, en una gran mayoría, buenos recuerdos». Es de Cedeira, criado en una familia marinera y también vivió de cerca las inclemencias del Atlántico y el Cantábrico en noches de tempestad, pero de su actividad solo quiere quedarse con lo bueno. Y en ese sentido, agradece que «A Coruña es una de las ciudades que más empatiza con nuestro trabajo», no siempre difundido. 

Los mandos los lleva Sidney Hoenstok, un amable piloto holandés que se asentó este verano en A Coruña junto a su familia. Tiempo atrás, trabajó también sobrevolando pozos petrolíferos en el mar del Norte y el mar de China, y ahora agradece que «esta zona se parece mucho más a la costa de Escocia e Irlanda», con la que él empatiza. En torno a él, multitud de críos preguntaban por la cámara térmica que se encuentra en el morro del Helimer. Su mujer, que sonreía al verle hablar con los más pequeños, también es piloto. «Mi hija será la siguiente», decía entre risas Sidney.

Las aventuras del Sar Gavia y el Salvamar Betelgeuse

El muelle de Transatlánticos de la ciudad también abrió hoy sus puertas para que los curiosos se acercasen a las inmediaciones y el interior de los botes Sar Gavia y Salvamar Betelgeuse. Cubren la costa desde el faro Roncudo hasta la Mariña lucense, y la trayectoria de alguno de sus integrantes da para escribir un libro. Por ejemplo, el capitán del Sor Gavia aún rememora las tareas de anticontaminación que llevó a cabo cuando se hundió el buque Mar Egeo frente a la Torre de Hércules. Aquella vez, le tocó recoger fuel y no rescatar personas.

Mientras, en el Betelgeuse, los tripulantes conservan un marcado acento de la Costa da Morte. Leo Neira, Pablo Varela y Lorenzo Traba son de Corme, Malpica y Fisterra, respectivamente. Y entre otras cosas, aún recuerdan cuando tuvieron que recuperar los cadáveres de los policías que fallecieron en 2012 tras auxiliar a un joven eslovaco en las aguas del Orzán. Ahora, barajan volver al Estrecho de Gibraltar para echar una mano a sus compañeros del sur, «porque ahora necesitan una ayuda extra con el pico de pateras que está llegando».

Actos por el 25º aniversario de Salvamento Marítimo

CaixaForum Madrid acogió este martes un acto de homenaje a los profesionales de Salvamento Marítimo por su 25º aniversario. Allí estuvo el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, así como el titular de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. Tal y como rezaba en uno de los carteles del Gobierno fijados en las paredes del Sar Gavia, frente a la pasarela de acceso de pasajeros, Salvamento Marítimo ha atendido a más de 350.000 personas en el mar desde 1993.