El Chuac ya atendió este verano dos lesiones medulares por zambullidas

Luis busto / R. DOMÍNGUEZ A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Belisa Frangione

Los especialistas del hospital insisten en el peligro de lanzarse al agua de cabeza

24 ago 2018 . Actualizado a las 10:13 h.

En lo que va de verano, la Unidad de Lesionados Medulares del Chuac, de referencia para toda Galicia, ha recibido ya dos pacientes con graves daños por zambullidas como las que estos días protagonizan algunos jóvenes desde puntos elevados como el dique de abrigo, el Aula Náutica, la playa de San Amaro o la zona de rocas de la cala de As Amorosas.

Los especialistas del hospital coruñés han vuelto a hacer un llamamiento a la prudencia ante las importantes consecuencias que pueden derivarse, tanto en pérdida de funcionalidad como de sensibilidad, del aparentemente divertido salto al agua desde una plataforma alta, ya sea un trampolín, un cantil, zona rocosa o un espigón. «Hay que volver a recordar que la lesión medular cervical comporta pérdida de movilidad en piernas y también en brazos, con dependencia total de una tercera persona», subrayó ayer Sebastián Salvador de la Barrera, médico del servicio del Chuac, antes de recalcar que «muchas veces es difícilmente recuperable».

Gracias a las campañas de prevención llevadas a cabo y a las insistentes advertencias de los profesionales de la salud, la incidencia de este tipo de casos fue disminuyendo en los últimos años, pero este verano «ya llevamos dos lesionados severos por tirarse en aguas poco profundas», lamentó desde la Unidad de Lesionados Medulares, departamento que en la década de los noventa llegó a atender en los meses de calor a una decena de muchachos con serios daños por lanzarse al agua desde altura.

Los dos pacientes registrados este año son jóvenes, uno accidentado en una piscina y otro en costa, y ambos sufren secuelas graves por lesión medular completa en la zona cervical.

Una simple ola

Por norma, «de cabeza mejor nunca, ni siquiera desde poca altura», subraya De la Barrera, quien apunta que «para sufrir secuelas no es necesario ni tan siquiera chocar con el fondo, a veces en el mar -explica- el simple efecto de la ola provoca una torsión fuerte de la columna y se produce la lesión medular». De hecho, aunque no es frecuente, han tenido algún paciente con daños importantes «incluso sin fractura», si bien suelen ser personas de más edad con patología artrósica en la columna.

Las advertencias de los especialistas a la hora de zambullirse van más allá de la práctica de mayor riesgo, tirarse de cabeza, ya que también se puede salir mal parado aún cuando el lanzamiento al agua se haga de pie o a lo bomba. «De tirarse, siempre de pie, pero nunca en un sitio que no se conozca bien, para saber qué hay en el fondo, y tiene que haber al menos dos metros y medio de profundidad», resume.

La policía portuaria patrulló el dique de abrigo para evitar que los jóvenes saltasen al mar

El descenso de las temperaturas y el fuerte viento parece que disuadieron a los jóvenes, que ayer no aparecieron por el dique de abrigo para zambullirse.

Para sorpresa de los pocos pescadores que lanzaban sus anzuelos por la zona, los adolescentes no realizaron sus habituales incursiones en el Aula Náutica de la UDC. «No inverno non pasa nunca nada, pero agora que estamos no verán os rapaces acostuman mergullarse. Hai anos un neno cortárase ao botarse ao mar cun coitelo na man ou no traxe de baño, non recordo. Lembro que viñera a Cruz Vermella a atendelo», explicó Jesús López mientras pescaba en el dique de abrigo. «Hai unha manda de mozos que soben a brincar desde a Aula Náutica. Agora puxéronlle un enreixado, uns pinchos, cintas e algunha protección para que non pasen, pero dá igual: van pola pasarela do peirao, soben bordeando o peche e bótanse á auga», comentó José Blanco.

Un coche de la policía portuaria, encargada de la vigilancia de la zona, estaba ayer, alrededor de las 17.30 horas, patrullando el dique de abrigo para evitar que se produjeran nuevas zambullidas al mar. «Cando vén a Autoridade Portuaria, non sei se os identifica, se lle toman os datos ou que lles fan, pero marchan» aclaró Manuel Castro mientras paseaba sus perros.

Las personas que practican deporte por el dique y el paseo marítimo siguen preocupadas por el riesgo que corren los jóvenes: «Es muy peligroso lanzarse desde esa altura, además el fondo está lleno de rocas. Un día vamos a ver sangre», auguró María García.