El intento de recuperar la Comandancia de forma pacífica termina con violencia

Xosé Vázquez Gago
Xosé gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Dos policías y 5 activistas heridos horas después de que el gobierno lo celebrase como un éxito

24 may 2018 . Actualizado a las 13:04 h.

Poco después de las diez de la mañana de ayer, la concejala de Seguridade Cidadá, Rocío Fraga, destacó en rueda de prensa el éxito del desalojo pacífico de la Comandancia de Obras, que llevaba año y medio okupada: «A recuperación da posesión fíxose da mellor das maneiras posibles, vendo que o espazo estaba só e sen necesidade de ter que realizar ningunha intervención máis». Pero quedaba mucho día. 

El enfrentamiento

Cinco heridos en unos minutos. Cuatro horas más tarde se produjo un fugaz pero violento enfrentamiento entre los activistas que se habían ido reuniendo frente al edificio, y la media docena de policías locales que custodiaban la entrada, desprovistos de equipamiento antidisturbios. Los concentrados hicieron ademán de entrar, desplazando a los agentes por pura masa. Los policías, viéndose superados y ya empujados casi dentro del recinto, respondieron con golpes de sus defensas y, según denunciaron los concentrados, descargas de espray pimienta.

En el choque se produjeron heridos. Dos policías y al menos tres manifestantes fueron trasladados a Urgencias, al menos uno de los agentes y una de las concentradas presentaban brechas en la cabeza. Como mínimo ocho lesionados más fueron atendidos después en la calle por una ambulancia, también sufrían contusiones o se dolían de los efectos del espray pimienta en los ojos.

Llegaron refuerzos, pero la situación solo quedó bajo control cuando intervinieron, a petición del Ayuntamiento, cerca de dos decenas de policías nacionales con equipamiento antidisturbios. Se interpusieron entre los manifestantes y los municipales, y restablecieron el tráfico en la avenida del Metrosidero. 

Las okupas del tejado

Dos chicas aprovecharon la falta de policías para trepar por la valla del recinto y encaramarse a uno de los tejados del inmueble antes de que se produjese el enfrentamiento. Los agentes locales intentaron convencerlas para que bajasen, pero se negaron a retirarse a pesar del sol, que cayó a plomo sobre el recinto durante gran parte del día. Pudieron comer y beber gracias a los víveres que les lanzaban sus compañeros desde la calle, hasta que los policías decidieron hacérselos llegar con una bolsa. Al filo de las 23.30 horas, decidieron bajar del tejado voluntariamente

La entrada de la policía

Los incidentes se produjeron a pesar de que los agentes municipales llevaban al menos seis horas en la Comandancia y tenían el control de todos los accesos. Los policías habían entrado en el recinto antes de las ocho de la mañana. Según explicó Rocío Fraga, accedieron al ver que no había nadie en su interior y que existían indicios «do abandono» del recinto por parte del colectivo A Insumisa, que lo okupaba desde noviembre del 2016.

Los agentes metieron una furgoneta dentro de la Comandancia y se desplegaron en el exterior. Poco después de las nueve de la mañana, cuando ya se había hecho pública la entrada de los policías, empezaron a llegar miembros del colectivo okupa y activistas de otras entidades, que fueron avisados por WhatsApp y otras redes sociales de lo ocurrido. Al mediodía, superaban con creces a la policía en número. Pero frente a la puerta seguía habiendo solo seis agentes. No se les había reforzado para prevenir un posible intento de recuperar el inmueble ni se había pedido ayuda al cuerpo nacional para mantener el orden. Cerca de las 13.30, los policías pidieron refuerzos por radio: estaban perdiendo el control de la situación. 

La concejala

Rocío Fraga, en su comparecencia, casi dio a entender que el desalojo se había producido de mutuo acuerdo, ya que aseguró que las autoridades municipales «facilitaron» que los okupas retirasen algunos de sus enseres de la Comandancia, como una pista de skate. Además insistió en que los servicios jurídicos consideraban que el plazo para que los irregulares se fuesen de manera voluntaria había acabado, ya que era de ocho días y se les había notificado el 27 de abril, y otra vez el 10 de mayo, pero solo de manera «complementaria». Esa notificación les daba ocho días hábiles de plazo, que hubiesen finalizado ayer a las doce de la noche.  

El abogado

El letrado Antonio Vázquez representa al colectivo A Insumisa, y ayer ejerció como su portavoz. Advirtió que el desalojo fue irregular, ya que no se había respetado el plazo para que los okupas se fuesen de forma voluntaria. Señaló además otras «infracciones jurídicas», por lo que advirtió que tomarán medidas judiciales, sin descartar un recurso en el Contencioso o incluso una denuncia contra el gobierno municipal por un posible delito de prevaricación.

Vázquez también denunció la «inhumanidade» del gobierno local por su decisión de prohibir facilitar comida o bebida a las dos activistas que se habían subido al tejado, o por las lesiones que sufrieron los manifestantes. Señaló, por ejemplo, que a uno de ellos le habían tenido que poner nueve grapas en la cabeza. Un policía local necesitó cuatro. 

El balance

Responsabilidades. Por la tarde, a las ocho, se celebró una concentración en la que también hubo encontronazos, esta vez con la Policía Nacional, que vigilaba las inmediaciones del recinto. Hubo dos heridos más. Durante el día se sucedieron las peticiones de responsabilidades. La portavoz del PP, Rosa Gallego, se las exigió a Rocío Fraga y al alcalde, Xulio Ferreiro, que evitó cualquier comparecencia pública durante todo el día. Les acusó de improvisación y les reprochó no haber tomado medidas antes. El BNG advirtió que exigirá explicaciones en el pleno por la «nefasta xestión» de la Marea Atlántica. El portavoz de la Asociación de Policía Local, Manuel Aceña, mostró su apoyo a los compañeros heridos y subrayó que estaban cumpliendo su obligación. El malestar en el seno del cuerpo municipal es importante. Critican que se practicase el desalojo sin contar con material adecuado y en un día en el que gran parte de la plantilla participaba en las manifestaciones de Madrid. 

De aplaudir la okupación a mandar a la policía

Los okupas entraron en la Comandancia en noviembre del 2016. Lejos de desalojar las instalaciones, que estaban bajo su custodia, el gobierno local no actuó -como concluyó una sentencia judicial- y parte de sus ediles celebraron lo ocurrido. Rocío Fraga envió un mensaje a la Red que decía «cando o sistema nos obriga a okupación é un dereito.Xurde un novo proxecto social na Coruña 10, 100, 1.000 centros sociais». El gobierno local, con Xulio Ferreiro a la cabeza, insistió en que nunca se haría un desalojo violento. Frente a ello, y a las reiteradas peticiones primero del PP y luego también del PSOE para que actuasen, se apostó por un «diálogo» con los okupas que nunca convenció a una parte de ese colectivo, que quería mantener su independencia del Ayuntamiento.

Ante la necesidad de que Fomento rehabilite el recinto, el Ayuntamiento puso en marcha los trámites del desalojo que aseguró que nunca haría. Ayer lo ejecutó por sorpresa, pero con efectivos mínimos y con una aparente improvisación, como demuestra que los servicios jurídicos tuviesen que validar la intervención.

Por la tarde, con el gobierno local desaparecido y las cuentas en la Red silenciadas, la Marea hizo público un comunicado en el que asegura que lo ocurrido es un «fracaso colectivo» en un «día escuro» en el que ahora hay que «facer que entre a luz». Sobre posibles responsabilidades, el texto no decía nada.