Un hombre que intentó asesinar a su pareja ingresará en un psiquiátrico

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Esperó a que se durmiese y le clavó varias veces unas tijeras en el cuello

11 jul 2017 . Actualizado a las 12:56 h.

El hombre sufría un trastorno esquizofrénico y psicótico del que su pareja nada sabía. Se conocieron a finales del 2012 y durante los dos primeros años la relación fluyó con normalidad. Pero de pronto, en el 2015, el ahora condenado cambió radicalmente. Se volvió celoso e irascible. Hasta que el 19 de junio del 2015, el hombre esperó a que su novia se durmiese para intentar asfixiarla y clavarle repetidas veces unas tijeras en el cuello, llegando a darla por muerta. Milagrosamente, la mujer sobrevivió al ataque.

El autor de los hechos, defendido por el penalista Diego Reboredo, fue juzgado el mes pasado en la Audiencia Provincial y se reconoció culpable. Eso sí, su abogado logró convencer al tribunal de que su cliente no era dueño de sus actos debido a los problemas psiquiátricos que arrastra. Ante eso, lo absolvieron penalmente, pero ordenaron su ingreso en un centro psiquiátrico durante los próximos 10 años. Además, deberá indemnizar a la víctima con la cantidad de 65.400 euros.

Los hechos sucedieron el 19 de junio del 2015. En la tarde de aquel día, la pareja decidió ir a una casa que los padres de ella tienen en el municipio de Boqueixón. Solían acudir a esa vivienda con regularidad. Tras pasar la tarde con absoluta normalidad «en la que la única excepción a la rutina habitual es que el procesado cerró el portalón de la finca», según se sostiene en la sentencia, se acostaron. El hombre esperó a que su pareja se quedase dormida. Y cuando comprobó que lo estaba, «la agarró fuertemente por el cuello, para luego colocarle sus manos sobre la boca y su nariz en un intento de asfixiarla, lo que no pudo lograr ante la fuerte resistencia de la mujer. Entonces le clavó varias veces en el cuello y garganta unas tijeras metálicas con una hoja de 18 centímetros que previamente había cogido en la cocina. Luego la agarró por el pelo y la arrastró por las escaleras hasta la cocina, en la planta baja del inmueble. Ya allí, cogió otras tijeras -estas últimas para cortar pulpo- y se las clavó en una zona del cuello próxima a la nuca.

La víctima, pese a las importantes heridas que tenía, consiguió zafarse y salir al exterior. Pero su compañero la persiguió, dándole alcance y, cogiéndola de nuevo por el pelo, volvió a arrastrarla de nuevo hasta el interior de la vivienda. Una vez allí, le volvió a clavar las tijeras en la zona de la base de la nuca. Llegó incluso a empujar el arma varias veces con su pie para introducirla más en su cuerpo, hasta que la dio por muerta, dejando a su novia con las tijeras clavadas en la base del cráneo. Cuando ya se disponía a abandonar el domicilio, escuchó a la víctima gritar. Regresó junto a ella y, entonces sí, se percató de lo que había hecho y le quitó las tijeras que tenía hundidas en su cuerpo.

El ahora condenado padece un trastorno esquizofrénico y psicótico, a lo que se suma un trastorno límite de la personalidad. En el momento en el que ocurrieron los hechos, según la sentencia de la Audiencia Provincial, se encontraba en fase de brote psicótico que anulaba totalmente su capacidad para comprender y actuar.