Vallas y maleza cubren la escalera de Carlos V y parte de las murallas

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

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Los diez peldaños fueron descubiertos tras las excavaciones en la puerta de San Miguel, ahora tapada por la vegetación

26 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Era el embarcadero desde el que salían la lanchas para ir al castillo de San Antón. Esto era cuando la fortaleza estaba en una isla y la unión con la ciudad se realizaba a través del agua, no del actual asfalto. Por aquel embarcadero, rebautizado después como la puerta de San Miguel, habrían bajado en su día, cuentan los historiadores, Carlos V, cuando iba a ser coronado rey, o Felipe II, que iba a casarse. Ambos salían del convento de San Francisco que, según los arqueólogos que excavaron hace cuatro años esta zona, era algo así como el hotel de cinco estrellas de entonces, tenía lista de espera para hospedarse, e incluso contaba con el llamado cuarto del rey. Ahora todo eso está bajo la vegetación que ha ido cubriendo aquellos diez escalones, tres de losa y los otros de piedra, que forman parte de la llamada escalera de Carlos V.

Maleza y unas vallas que parecen olvidadas cubren unos peldaños sobre los que, cuando fueron descubiertos, apuntaba José Ramón Soraluce: «Había algunas imágenes del siglo pasado, pero no se sabía si seguían ahí», decía el autor del libro Castillos y fortificaciones de Galicia: la arquitectura militar de los siglos XVI-XVIII (Fundación Barrié).

Pero la vegetación no solo se ha adueñado de la puerta de San Miguel y su entorno, sino que también detrás de la Fundación Luis Seoane, donde en su día estuvo el edificio de Sanidad Militar, ha crecido hasta engullir las vallas que delimitaban este espacio. Es probable que los coches que intentan aparcar en la zona, muchas veces por las bravas, hayan tenido algo que ver con la caída de la valla metálica que arrastró consigo el cartelón del anuncio oficial de unas obras.

Una llamativa recuperación

Además de la maleza, el ramaje procedente del corte de algún arbusto de la zona se seca en el borde de la muralla, justo en el lugar donde se ha llevado a cabo una de las recuperaciones más llamativas de este tramo de la fortificación. Esta labor ha incluido el derribo del mencionado edificio de Sanidad Militar y la retirada de las instalaciones del tranvía que discurrían por detrás del hospital Abente y Lago. Esta tarea se completó con la iluminación de este tramo de muralla que ahora demanda una intensa labor de mantenimiento.

Otra tarea pendiente es la musealización de este tramo de la muralla con el fin de protegerlo y potenciar el turismo cultural. Eso era al menos lo previsto cuando se llevaron a cabo esas labores de protección de los restos del convento de San Francisco después de que en las últimas excavaciones aparecieran pavimentos de cantos rodados datados entre los siglos XIII y XIV y que sería el llamado deambulatorio del convento. Con la protección de este enclave se ha conseguido, al menos, que los perros no paseen por el mismo y se pueda conservar.