El gobierno local cumple dos años en minoría y rechazando alianzas estables

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

La situación política sigue estancada y sin visos de que se forje una mayoría sólida

18 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El próximo día 24 se cumplirán dos años desde las elecciones municipales del 2015, en las que el PP perdió la mayoría absoluta y se abrió la puerta a un gobierno liderado por la Marea Atlántica, una nueva fuerza política que se estrenó en esos comicios convirtiéndose con diez ediles en el segundo partido de la corporación, a solo unas decenas de votos de los populares. El PSOE, que durante años dominó la escena política coruñesa, quedó relegado al tercer puesto con seis ediles. El BNG, que compartió con los socialistas un gobierno bipartito del 2007 al 2011, se asomó al abismo al lograr un solo escaño.

Pese a la enorme ventaja de las fuerzas de izquierdas, que suman 17 ediles frente a los diez del PP, no se formó una mayoría estable. La Marea optó por gobernar en minoría con sus diez concejales, aunque no tuvo problemas para lograr la investidura de su cabeza de lista, Xulio Ferreiro. Socialistas y nacionalistas le apoyaron frente al candidato del PP, Carlos Negreira, sin ninguna condición.

Los frágiles mimbres de aquella alianza de palabra reventaron en cuanto se levantó un poco de viento. La negociación sobre los salarios y asesores de la corporación inauguró los enfrentamientos entre partidos, en los que en muchas ocasiones apenas se notaron las diferencias ideológicas.

Las divisiones se han mantenido hasta hoy mismo, con un gobierno en minoría absoluta que ha rechazado las ofertas del PSOE de formar una coalición.

Las consecuencias de la inestabilidad están a la vista. El Ayuntamiento ha aprobado sus dos últimos presupuestos en mayo, con cinco meses de retraso, lo que ha dificultado la ejecución de las inversiones y el cobro de ayudas por parte de las entidades sociales, culturales y deportivas de la ciudad. El bajo índice de inversión -María Pita terminó el 2016 con 62 millones de euros sin gastar-, y la lentitud en la gestión de licencias urbanísticas y otros permisos administrativos, han lastrado la creación de empleo. Como consecuencia, la ciudad ha perdido el liderazgo que ostentaba en materia laboral en Galicia. Pese a todo, la inestabilidad sigue y, tras perder el alcalde la confianza del pleno, las grietas entre la mayoría de izquierda son más anchas que nunca.