Un lugar del que los vecinos no quieren irse, solo que les arreglen sus viviendas

a. m. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

p. r.

30 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El asentamiento de O Campanario, también conocido como el de O Portiño, nació en 1965 cuando el Ayuntamiento levantó 54 infraviviendas de la mano de un patronato dirigido por el Padre Villa. 52 años después, 280 personas continúan viviendo en el asentamiento repartidas en 78 viviendas.

 El de O Portiño es el más antiguo. Tienen conciencia de barrio, asociación vecinal, sin conflictividad interna y buena relación con el resto de los coruñeses. En su informe, el Concello destaca su grado de consolidación. «Conviven sin grandes conflictos y sin graves problemas de delincuencia, definiéndose ellos mismos como barrio», destaca un estudio municipal, que distingue dos tipos de residencias: un bloque con doce viviendas, levantadas por Cáritas, y un grupo de chabolas, de madera y de reciente construcción.

Durante muchos años, el alma del barrio fue Ramón Basich, que luchó con todas sus fuerzas por adecentar la zona.

Lo peor por lo que tuvieron que pasar fue por la caída del vertedero de Bens en 1996. Entonces, los residentes del barrio fueron trasladados al palacio de los deportes de Riazor, donde permanecieron semanas.

Fue también muy recordado en la ciudad, también en 1996, la reacción de los residentes de O Portiño cuando descubrieron que uno de sus vecinos se dedicaba a la venta de droga. Se reunieron los mayores del lugar y se tomó la decisión de llevar el asunto al Gobierno Civil, que detuvo y echó del barrio al traficante.

Hoy carecen de muchísimas cosas. La maleza rodea las viviendas, apenas existe recogida de basura y los vecinos se quejan de estar desamparados ante el Ayuntamiento. Consideran que viven olvidados. Su gran exigencia no es una reubicación o un piso en la ciudad, sino el arreglo del barrio y de sus casas, y una mayor presencia de los servicios municipales.