Un vecino de Oseiro cuela su restaurante entre los 100 mejores del Reino Unido

A CORUÑA

Miguel Rodríguez, que hace cinco años emigró a Edimburgo para buscarse la vida, recuerda con añoranza sus paseos en bicicleta por las playas de Arteixo durante la época de exámenes

03 mar 2017 . Actualizado a las 09:54 h.

No hay como hacer las maletas para triunfar. A Miguel Rodríguez Prieto, un vecino de Arteixo de 27 años, las cosas no le iban muy bien por aquí, así que hace cinco años decidió poner tierra de por medio para buscarse un hueco en el mercado laboral de otro país, y a la vez mejorar el inglés. «Me lancé totalmente a la aventura», como él mismo reconoce, y se fue a Edimburgo. «Descubrí que es la segunda ciudad de negocios más importante del Reino Unido, con un crecimiento del sector terciario impresionante, que es donde un emigrante siempre tiene más probabilidades de encontrar algo». En la capital de Escocia no conocía a nadie. Su primer contacto fue una academia de inglés que facilitaba el hospedaje con una familia local. «Me la jugué, y por suerte me salió bien». Y tanto.

En tan solo nueve meses de apertura, junto al chef Scott Smith y el sumiller Sandro Colavolpe, ha conseguido colar el restaurante Norn, donde trabaja como director de sala y es encargado de dirigir al equipo, en la lista de los 100 mejores restaurantes del Reino Unido (publicada por el diario The Times el pasado 5 de febrero) y a formar parte de la Guía Michelín (sin estrella, pues solo llevaban dos meses en activo cuando se publicó). «Ahora me encuentro en un momento muy cómodo, estudiando ofertas para adentrarme en el mundo de la consultoría hostelera así como de la importación», explica este licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas.

Sus padres todavía viven en Oseiro, por lo que cada vez que viene a Galicia -lo intenta una vez al año un par de semanas- se instala con ellos, aunque es consciente de que trabajando en la hostelería las Navidades o el verano no existen. Aun así se las apaña para cuadrar días libres y no faltar a cumpleaños o fiestas que añora. «Yo peco un poco de sanjuanista y sanmartiñista, por no hablar del entroido».

A pesar de que nació en el Barrio de la Flores, él se siente de Arteixo, de hecho asegura que sus vivencias en el municipio forman parte de lo que es ahora. «Me encanta cómo han puesto la zona ahora, hay mucha oferta de bares para salir a tomar un café o picotear sin necesidad de bajar hasta el centro. Pero lo que más echo en falta son los fines de semana practicando el tiro con arco con mi club de entonces: El Arc-Teixo, con el que llegué a ganar tres campeonatos juveniles». Los recorridos en bicicleta con los amigos por las playas de la zona para poder evadirse del estrés de los exámenes son otros recuerdos que le trae constantemente a la cabeza la palabra morriña. «Aunque Skype ayuda a sobrellevarlo».

Dentro de lo que cabe, Miguel ha elegido un destino que tiene mucho en común con Galicia, quizás para que la distancia se haga más corta. «Si reemplazamos los viñedos y los campos de maíz gallegos por cultivos de malta y cebada, su orografía es muy similar; montañosa, con grandes fragas, pueblecitos pesqueros, rías, y como no, lluvia, mucha lluvia».

El paladar dividido

Aunque tiene claro que «como en casa no se come en ningún lado» parece que tanto juntarse con locales para no caer en la tentación del idioma ha hecho mella en su paladar. «De la cocina gallega amo la calidad de nuestros productos y su simplicidad. Sin embargo, he de reconocer que me declaro absoluto defensor de la gastronomía escocesa, ya que tiene un productazo: mariscos y pescados que no tienen que envidiar a los nuestros, caza, carnes y, aunque no lo parezca, una buena huerta».

Prueba de que su adaptación está siendo fantástica es Greedy Spaniard, el blog que puso en marcha cuando aterrizó y que después de unos meses inactivo quiere volver a recuperar para crear contenidos de vinos naturales, coctelería, whisky y gastronomía local. «Queremos (ahora que me he juntado con tres profesionales) que la gente pierda el miedo a cómo comportarse en los restaurantes y bares, sin sentirse abrumados por toda la palabrería y rigidez protocolaria que los envuelvan».

A la vista está lo bien que le va profesionalmente. Por eso ahora que se está haciendo un nombre en el sector pensar en regresar se hace complicado. Pero no descarta en un futuro hacer el camino de vuelta. A fin de cuentas «a saudade tira».

Miguel Rodríguez, de 27 años, en Edimburgo, con el emblemático castillo de la ciudad al fondo.

«Me declaro absoluto defensor de la gastronomía escocesa.Tienen productazos»

«Echo de menos los fines de semana practicando tiro con arco»