«Con nuestros libros se han formado varias generaciones de profesionales»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

Lleva desde 1975 al frente de su librería técnica en el entorno de la plaza del Libro

20 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el último superviviente del entorno de la plaza del Libro. Abrió en enero de 1975 la librería técnica Grafos en la parte superior de la calle Nicaragua (aunque después se mudaría a Pla y Cancela), a pocos metros de donde se ubicarían Nós, la Editorial Everest y Couceiro. Ante el anuncio del cierre de esta última, Francisco Fernández asegura sentir «una tristeza enorme». Como si se perdiese uno de los escasos miembros de esa raza a la que él mismo pertenece que son los libreros de toda la vida.

-¿Son los libreros una especie en vías de extinción?

-No sé si diría tanto, porque visto lo visto llevamos siéndolo muchísimos años, pero aquí seguimos. Lo que es cierto es que las ventas han bajado mucho.

-¿Cómo decidió abrir una librería técnica?

-Abrimos en enero del 75 en la esquina de la calle Nicaragua, aunque diez años después nos trasladamos a un poco más arriba a Pla y Cancela. Mi padre era catedrático de dibujo, y de ahí viene la especialización. Además, yo estaba estudiando para delineante, así que decidimos montar una librería técnica.

-No debía haber muchas librerías así por aquel entonces.

-Muchas no, ninguna. Molist sí que tenía algo de libros técnicos. Pero una librería especializada como tal no creo que hubiese en la ciudad. Pero es que mi conocimiento es de libro técnico. De literatura no tenía, ni tengo, ni idea. De dibujo, arquitectura, construcción, electricidad, electrónica, informática... De eso sí.

-Pero sí que había grandes referentes de librería convencional.

-Las había muy buenas. Estaba Cervantes, Arenas, con tres plantas, Molist... Por cierto, que me gustaría recalcar la gran persona que era Enrique Molist. Tuve oportunidad de conocerle bien y de trabajar con él y era una persona ejemplar que hizo mucho por esta ciudad. Con él y con Fernando Arenas fundamos la Agrupación de Libreros, y después llegó la librería Nós, Santa Lucía y Maside. Fuimos los que lanzamos esa iniciativa. Y mira los que quedamos... Éramos una piña. No había competencia entre nosotros.

-Y ahora se va Couceiro.

-La labor que realiza Couceiro es única, y debería tenerse más en cuenta y conservarse como un bien cultural. A partir de ahora, si quieres un libro en gallego, ¿a dónde vas a buscarlo? Pepe Díaz tiene unos conocimientos fuera de lo normal. Todo lo referente a Galicia que estuviese publicado, lo tiene en la cabeza. Me provoca una tristeza enorme que llegue a cerrar una librería tan emblemática y tan necesaria.

-Pero usted resiste.

-Nosotros nos dedicamos, al fin y al cabo, a la formación. Las cosas no son como antes, lo hemos notado en los clientes que entran por la puerta, aunque se mantienen otros, las instituciones y los centros de formación. De todos modos somos afortunados, porque, por lo que me dicen de alguna editorial del sector de Barcelona, somos de los pocos de España que resistimos. Me dicen que se cuentan con los dedos de una mano. Pero hubo una época en la que vendíamos los libros para las oposiciones de Fenosa, auxiliares de clínica... Con nuestros libros se han formado varias generaciones de profesionales coruñeses.

-Hubo tiempos mejores.

-La llegada de la Universidade da Coruña fue un bum. Y los veinte años anteriores nosotros vivíamos sobre todo de los libros de texto. Vendíamos fuera de la ciudad, a toda la provincia, sobre todo libros de Formación Profesional. Éramos una referencia y vendíamos incluso a otras librerías. Los meses de septiembre y octubre teníamos que ampliar el personal y al final casi nos daba para todo el año.

-¿Qué ha cambiado?

-Quizá los que realmente hacen daño son las multinacionales, porque antes cobraban por los envíos y ahora no te cobran, lo tienes en 24 horas en casa y ahí no puedes competir.

-¿Se vende bien el libro técnico?

-Es más difícil de vender, de entrada, porque cambian constantemente. Cada año que pasa cambian las ediciones y el libro anterior, pues te lo tienes que comer.

«Al papel le queda todavía mucha vida, no estamos preparados para que desaparezca»

Como superviviente, Francisco Fernández confía en que a su librería todavía le queda vida.

-Lleva años hablándose de la muerte del papel.

-Podríamos decir que los menores de 30 años prefieren otros formatos. Pero los mayores de esa edad solo quieren papel. Al menos en libros técnicos. El papel va a seguir existiendo, por mucho que intentemos digitalizarlo todo. La factura electrónica, por ejemplo, la mayoría de la gente termina imprimiéndola para archivarla. Le queda todavía mucha vida, no estamos preparados para que desaparezca. Seguimos viviendo en la era del papel.

-¿Está asegurado el futuro de Grafos?

-Mi hija lleva cuatro años trabajando conmigo, pero será ella la que decida lo que pasará llegado el momento. Por ahora hay continuidad. Pero no me atrevo a decir nada a largo plazo, porque la vida está cambiando a una velocidad de vértigo. De todos modos, todavía me queda mucho aquí, porque por ahora no me veo jubilado. Y no porque no quiera.

-¿Cuáles son los libros técnicos que más vende?

-Esto ha ido parejo a la evolución de la construcción. Cuando estalló la burbuja se dejaron de vender los libros de arquitectura. A raíz de la crisis se volvieron a vender libros de soldadura, y demás, mientras que antes eran todos «de bata blanca». E igual pasó con la informática. Hubo una época en la que casi vivíamos de los libros de informática, pero ahora ha parado la fiebre. Es que ni siquiera publican libros las editoriales. Hay libros que se agotan y no se vuelven a sacar. No reeditan ni los clásicos, los libros técnicos más imprescindibles, que se están convirtiendo en auténticos tesoros.