¿El patinete apartará a la bicicleta «hispter»?

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Una mujer con un patinete por le centro de A Coruña
Una mujer con un patinete por le centro de A Coruña

10 feb 2017 . Actualizado a las 13:00 h.

¿Esto qué es? ¿La última moda hipster? ¿Se han tropezado en los últimos meses con adultos que circulan por las aceras coruñesas en patinetes? Yo sí. Desde hace un tiempo. Me quedé sorprendido al principio. ¿Habremos superado el bum de la bicicleta retro por algo más manejable? ¿Será una nueva tendencia importada de Brooklyn o Williamsburg? ¿Otro nuevo toque moderno introducido vía Inditex en la ciudad, que aquí sorprende pero en Tokio es lo más normal del mundo? Rastreo Internet. No hay rastro. Por ahí se habla de los productos ecológicos, de los muebles daneses de los cincuenta y si se da el tan cacareado tránsito de la ginebra al vodka. Pero de patinete, nada de nada.

Una mujer con un patinete por le centro de A Coruña
Una mujer con un patinete por le centro de A Coruña

Puede que se trate de un fenómeno local. Me fijo. Primer detalle. Son patinetes de niño. Los hay fluorescentes de tres ruedas. También de dos, adornados con motivos sacados de dibujos animados. Los segundos son un poco más altos y el usuario no se tiene que encorvar tanto. Pero, aún así, la cosa va un poco forzada. Segundo detalle. Los usa gente que viste de un modo digamos neutro. Sí, con vaqueros, zapatillas y abrigo nada chirriante. O de traje de diario anodino. Nada de complementos que rompan. Ni gorros de lana flojos, ni gafas de pasta, ni pantalones por encima del tobillo (desnudo). Tercer detalle. Se ven, sobre todo, por la mañana. A eso de las nueve y media en zonas como Juan Flórez o la plaza de Pontevedra aparecen. ¡Zas! Ahí pasó un cuarentón sobre la tabla.

La clave es observar. O preguntar directamente. Esos patinadores van caminando minutos antes. ¡Son sus hijos los que usan los patinetes! Se trata de un modo bastante práctico de llevar el niño al cole. Rapidez. Si el niño va a pie, la cosa se eterniza. Si lo hace en patinete, todo va más fluido. Y, además, infinitamente más divertido. Cuando existe una recta antes de llegar al cole (como, por ejemplo, las de Fernando Macías o Alfredo Vicenti rumbo al Fogar de Santa Margarida o Compañía de María) la cosa ya deriva en carreras. Las que hacen los niños entre sí y las que, a veces, tienen que hacer los padres tras ellos.

Pero lo chocante llega luego. El niño se queda en clase. El padre, con el patinete. En lugar de cargar con él, ¿qué mejor que sentir la agradable sensación de deslizarse sobre la acera? Pues, venga, sin complejos. Ayer vi a tres hombres y a una mujer con ellos en mi trayecto casa-cole-casa (demasiado pequeño como para coger una bici, demasiado grande para hacerlo caminando sin perder tiempo). Ella no llevaba uno de niño, sino uno más grande. ¿Será que tras probar el del peque ha visto la luz y se ha hecho con uno de su tamaño? Puede que sí. Lo cierto es que se trata de un medio de transporte mucho más manejable, ligero y cómodo. ¿Se impondrá? Visto lo visto, probé. Una maravilla.