Más de medio siglo bajo siete barrios de la ciudad

a. m. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

22 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El oleoducto que da vida a la Refinería jamás dio un susto en sus 52 años de historia. Pese a que las 14 tuberías de 6 kilómetros de largo que recorren bajo tierra siete barrios de la ciudad causaron siempre cierta zozobra entre la mayoría de los coruñeses, nunca pasó nada. De hecho, es prácticamente imposible que nada pase debido a las características de la construcción y a las medidas de seguridad. No obstante, tener petróleo circulando bajo nuestros pies nunca gustó demasiado y las peticiones de que el poliducto empiece a desaparecer, como ahora ocurrirá, se prolongaron durante décadas. Ya desde sus inicios.

Solo los mayores lo recordarán. El oleoducto se inauguró el 22 de enero de 1964. Aquel día, un petrolero español procedente de Libia, llamado Valmaseda, llegaba al puerto coruñés para vaciar sus tanques y que el oro líquido atravesase la ciudad para alcanzar la refinería, que comenzaba así su actividad. El petróleo se trasladó hasta las instalaciones de Repsol a través del oleoducto y a las cuatro de la tarde de aquel día comenzaron los trabajos para refinar el crudo.

Mientras toda aquella operación se producía, en María Pita el alcalde coruñés Eduardo Sanjurjo de Carricarte ofrecía una recepción al embajador de Libia en España, Adbelsafi Es-Sanín.

A pesar de que la actividad de la refinería comenzó en aquel enero, las instalaciones de la factoría no fueron inauguradas por Franco hasta el 11 de septiembre y las obras no se acabaron hasta el mes de febrero del año siguiente.

1.800 millones de pesetas

Las instalaciones de Repsol se construyeron en 19 meses y contaron con un presupuesto de 1.800 millones de pesetas. La planta ocupaba, entonces, cien hectáreas en lo que era una zona despoblada, un valle agrícola, y casi la décima parte se construyó en terreno ganado al mar. En las obras trabajaron una media de 1.750 obreros. Sus tanques de almacenaje tenían una capacidad total de 854.000 barriles -135.500 metros cúbicos de crudo- y, a pesar de que su límite inicial de refinado era de 1,2 millones de toneladas, en la actualidad se superan los cinco.

Todo el itinerario de esta conducción está en permanente vigilancia y control. Hay cámaras de vídeo en varios tramos. Técnicos de Repsol efectuaron a lo largo de estos 52 años un mantenimiento preventivo y exhaustivo que mejoró con la entrada de sensores de última generación. Desde 1993 se realiza este chequeo una vez al año para que una tragedia siga siendo algo imposible.