Cómo huele la plaza de Lugo

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

01 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Me da en la nariz que enseguida nos vamos a poner de acuerdo en que nuestra ciudad huele distinta. Tan diferente que cuando regresamos a ella reconocemos enseguida ese olor característico que la diferencia, como cuando volvemos a nuestra casa, o entramos en la de alguien conocido que asociamos con una fragancia particular, propia. Todavía no está registrada una marca que guarde nuestro perfume, como «Lugo Boss», que con mucho humor alguien hacía circular estos días por la Red. Pero por si algún espabilado quiere pillar la idea que conste por escrito que queda registrada en esta crónica como una copla: «Coruña tiene un olor especial...». Y no es precisamente a azahar ni a buganvilla.

La mezcla de viento y mar nos airea la mayor parte de los días claros, pero es verdad que hay otros que de golpe nuestro aroma bravo se convierte en hediondez cuando cheira a Refinería. Esa expresión coruñesa, que nos ensucia el tiempo en los momentos previos a la lluvia, nos aclara, sin embargo, lo que nos viene encima. Porque todos nosotros tenemos identificado ese tufo apestoso que arrastra el viento del sur como las descargas del Puerto. Sin olor a Refinería esto no sería lo mismo, como no es igual tampoco callejear y que nos asalten los aromas vivos que nos definen. Y que tanto echamos de menos cuando estamos lejos. La morriña huele a la niebla que moja, al sol del mediodía en O Parrote, y ¡a Zara Home! Que nuestra paleta olorosa se ha transformado mucho. Cómo ha cambiado nuestra percepción de la ciudad, con esa intensidad pituitaria que sale de las tiendas. Que yo antes si tenía que acercarme a la plaza de Lugo me tapaba la nariz desde la plaza de Pontevedra porque olía el pescado. Y ahora el cóctel me sugiere otra combinación.

La plaza de Lugo huele a Stradivarius, a Zara Home, a Uterqüe, y desde hoy Compostela Street ha ganado otra fragancia intensa. Vale que sigue oliendo a pescado y a los pollos asados, y al recendo de la panadería, pero no me negarán que en la zona se respira un perfume muy penetrante. Coruña huele a Inditex -vaya si huele- como una esencia contemporánea que hace unos años no desprendía esta ciudad. Y son muchos aromas mezclados los que esa firma asoma a la calle. Que ahora todas esas tiendas tienen su identidad olorosa. Porque ni Maisonfor ni Barros olían de ese modo, aunque su rastro siga ahí. Claro que aún nos quedan muchos olores vivos. La Galera todavía desprende el de los churros a primera hora, y la calle Ferrol ha ganado otro aroma con el café; el vaho del pulpo da su sentir a la Franja y al bajar a la plaza de Vigo, aunque sea verano, ¿no les huele a roscón? Sin duda, estos son los síntomas de un buen olfato, pero estoy segura de que hay uno más desarrollado para analizar en otra crónica. Estarán conmigo, visto lo visto, que a los coruñeses además se nos huele de lejos.