El verano deja al Banco de Alimentos bajo mínimos en más de un producto

natalia pablo, c. a. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Iria Vilas

La entidad necesita, sobre todo, leche, pero también cacao, pan de molde y galletas

25 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Veintiocho mil personas en toda la provincia de A Coruña. Esta es tan solo una cifra aproximada de la cantidad de beneficiarios que anualmente se dirigen al Banco de Alimentos Rías Altas. Una cifra que en los últimos años ha ido creciendo progresivamente y que, según las predicciones del presidente de esta entidad, Luis Camba, «desafortunadamente, seguirá haciéndolo, y es que, cada vez vienen más personas de clase media, es decir, que antes tenían una buena vida, con un trabajo y con unos buenos ingresos y que ahora, ya no tienen qué comer», explica.

Pero en los meses de verano, el Banco de Alimentos Rías Altas se enfrenta a una doble problemática: por un lado, en julio y agosto, la entidad, además de abastecer a los usuarios habituales, tiene que ayudar también a los campamentos infantiles que organizan los colegios y asociaciones. Por otro, la escasez de varios productos se convierte, especialmente en el mes de agosto, en una de las principales preocupaciones de la entidad. Es una situación que viven cada año durante esta época, y en esta ocasión, lo que necesitan «sobre todo es leche, pan de molde, cacao y galletas. Es decir, productos para el desayuno de los niños», puntualiza Camba.

Este verano, la entidad colabora con un campamento que se organiza en Bañobre -Miño-, proporcionando los desayunos y las meriendas para los casi 40 niños que forman parte de la actividad.

A estas dificultades hay que sumar el descenso en el número de donaciones: «Durante los meses de invierno recibimos muchas cosas, la gente es muy solidaria y siempre nos trae algo, aunque sea tan solo un paquete de pasta o de arroz», cuenta el presidente. En verano, sin embargo, las vacaciones y los viajes juegan una mala pasada al Banco de Alimentos.

Compras e intercambios

Ante estos problemas, la entidad necesita buscar alternativas. Entre ellas, y dejando de lado las donaciones, son frecuentes las compras por parte de la entidad. Así, recientemente, compraron un palé de cajas de cereales para otra sede del Banco, situada en Santiago de Compostela. Además, existe también la posibilidad de «pedir a alguna empresa que nos compre una u otra cosa. También son muy recurrentes los intercambios entre los distintos bancos de alimentos de España», cuenta.

 Este año, Luis Camba, reconoce que las despensas del Banco están «bastante llenas», pero, aún así, calcula que «en agosto vamos a tener que comprar más productos».

«Todo el trabajo que realiza a diario el Banco de Alimentos no sería posible sin la fuerza y el trabajo de los voluntarios», cuenta. Muchos de ellos, son también beneficiarios de alguna organización benéfica, como por ejemplo, la Cocina Económica: «Muchas personas vienen aquí y se hacen voluntarios porque psicológicamente les ayuda. Algunos tienen 50 años y están en el paro, y cuando vienen aquí y trabajan, se sienten útiles», comenta Luis Camba.

Sin embargo, el mérito es también de los gallegos, «muy especialmente de los coruñeses», cuenta Camba, y es que, según el presidente, «en A Coruña somos muy solidarios. Algunos incluso donan cosas cuando ni siquiera se lo pueden permitir por su propia situación económica», explica de nuevo el presidente.