Normalidad en los colegios coruñeses donde votaron los cabezas de lista Antón Gómez Reino y Miguel Lorenzo
26 jun 2016 . Actualizado a las 13:18 h.Faltaban dos minutos para las nueve de la mañana y en el colegio electoral de la Ronda de Nelle había seis personas esperando. Fue una excepción porque la afluencia a los colegios electorales en la primera hora ha sido escasa. Por las calles alguna furgoneta repartía pan. Deportistas que salían a correr y jugadores de un equipo de fútbol en los Castros que, minutos antes de las diez, esperaban en una terraza para ir a jugar. En este barrio, a esa hora el ambiente era claramente dominical: bolsas de pan y periódico, grupos de gente en las dos paradas de los buses, algunos clientes en las cafeterías y personas que se dirigían a la misa de 10.
A pesar de la mañana gris y ventosa, varias parejas, con zapatillas deportivas, pasaban por Linares Rivas, mientras en el centro cívico de la Ciudad Vieja los votantes se iban animando. Votantes ya de cierta edad apoyados en bastones. Uno de los apoderados explicaba que los tres escalones para acceder a las mesas electorales eran un inconveniente. De todos modos, había la opción de utilizar el ascensor. Lo hacía una mujer mientras llegaba Antón Gómez Reino (En Marea): «Este era o día que levamos esperando moita xente», decía. Luego hizo una petición: «Chamamos a todos a votar con alegría, con ilusión e coa esperanza de que entre todos, pase o que pase, faremos unha sociedade máis xusta».
Poco después, en el macrocolegio electoral de Federico Tapia (ocho mesas electorales) votaba Miguel Lorenzo, cabeza de lista del PP. Recogía el voto en la mesa de las papeletas y marcaba a sus candidatos al Senado. Después de saludar a los componentes de las mesas decía: «He venido a ejercer mi voto. Pasaré el día con la familia y después por la tarde a esperar los resultados. Animo a todo el mundo a que participe, que la gente vote, con alegría y a esperar».
En resumen, una mañana de votantes con bastones y de candidatos con muletillas.