El túnel cierra por segunda vez en cinco días por un camión atascado

e. mouzo, e. e. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

La repetición de accidentes demuestra que la señalización de gálibo no es efectiva

25 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo unos días después de que un autobús que no respetó los límites de gálibo se quedara atascado y obligara a cerrar el túnel de María Pita para reparar los daños producidos, la situación se ha vuelto a repetir ayer, pero en esta ocasión con más molestias para los conductores, pues la policía cerró la totalidad del subterráneo, incluyendo el ramal del Parrote.

Desde la apertura del túnel de María Pita hace ya tres décadas accidentes como el de ayer se cuentan por docenas. En todos los casos camiones y buses -sobre todo estos últimos- se atascaron por no atender a la señalización que marca la altura máxima. En todo caso, la cantidad de siniestros demuestra que esta señalización no es suficiente. No lo era antes, y ahora, tras la apertura de los nuevos túneles, tampoco.

Una señal a la entrada del túnel marca la altura, 3,20 metros, pero no indica, por ejemplo, que los que rebasen ese límite y ya estén bajando pueden desviarse hacia el ramal del Parrote, donde sí hay espacio suficiente. Algún elemento físico en la Avenida do Porto que alertara a los conductores podría ayudar a reducir el problema.

De madrugada

El túnel se cerró a las cuatro y diez de la mañana, cuando un tráiler se internó desde la Avenida do Porto, sin respetar el límite de gálibo, y trató de dirigirse hacia As Atochas. Era demasiado alto para poder entrar y acabó, al igual que el bus días antes, atascado y produciendo daños.

El vehículo articulado se llevó por delante una tubería de agua que al romperse anegó el túnel, y dañó líneas eléctricas y de comunicaciones. Hasta el lugar se desplazaron de forma inmediata varias patrullas de la Policía Local y los bomberos. Los miembros de la unidad contraincendios lograron cerrar el conducto del agua y procedieron al achique del viaducto. La avería obligó a cortar al tráfico la totalidad de túnel, tanto el de María Pita como el del Parrote.

El conductor, un hombre de 46 años, dio 0,64 en la prueba de alcoholemia que le realizaron, cuatro veces más que el máximo permitido. Fue denunciado ante el juzgado por un delito contra la seguridad viaria.