El Muncyt exhibe una réplica de la torre de Hércules hecha con 7.000 cubos de Rubik

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

La pieza elaborada por Ernesto Fernández pesa dos toneladas, mide 6 metros de alto y está cosida con 4.000 metros de nailon

18 sep 2019 . Actualizado a las 09:42 h.

Pesa dos toneladas. Mide 6 metros de altura. Han sido necesarios 4.000 metros de nailon para coser los cubos, uno a uno y en diversos sectores. Es la sorprendente réplica de la torre de Hércules construida con 7.000 cubos de Rubik y presentada ayer en la sede coruñesa del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Muncyt, por su directora, Marián del Egido; el alcalde coruñés, Xulio Ferreiro, y el director general de Rubik España, Alejandro Aznar Martínez.

El encargado de elaborar esta réplica ha sido Ernesto Fernández, «campeón de Europa y del mundo en la modalidad Rubik’s Clock, varias veces campeón de España del cubo de Rubik y con varios récords mundiales en la elaboración de mosaicos», destacan desde el Muncyt.

Ernesto Fernández comenzó a construir esta réplica en las dependencias del Museo el pasado día 4 de mayo coincidiendo con el cuarto aniversario del Muncyt y finalizó el pasado sábado, día 18 de junio, un total de 45 días. El coste en el mercado de los 7.000 cubos utilizados en la réplica sería de 100.000 euros.

Con esta iniciativa el Muncyt se suma al séptimo aniversario de la inclusión de la torre de Hércules en la relación de monumentos que forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco.

El próximo día 3 de julio a las 12.30 horas, en la sede del Muncyt, se presentará esta réplica de la torre de Hércules al público general. Además, «se realizará una visita a la sala donde se encuentra la misma en la que el autor expondrá el reto que ha supuesto esta construcción». Otra de las actividades incluidas en dicho acto será el sorteo de cubos entre los asistentes.

Los responsables del Muncyt recuerdan que Ernesto Fernández ha llevado a cabo en el centro otros retos realizados con cubos de Rubik, «como por ejemplo la construcción en el 2015 con 81 cubos de un código QR de un metro cuadrado situado en la entrada del museo y que escondía mensajes codificados para que los visitantes los descifraran».