«La desigualdad perjudica la salud»

R. d. Seoane A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El experto en justicia y sanidad alerta sobre el impacto de las diferencias salariales en la esperanza de vida

07 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El profesor de Filosofía de la Universitat Autònoma de Barcelona Ángel Puyol ofrecerá esta tarde (19.00 horas, Colegio de Médicos en Riego de Agua, 17) la conferencia Justicia distributiva y salud, en el marco del seminario de medicina y humanidades La salud como derecho y el derecho a la salud.

  

-¿Tenemos una sanidad justa?

-La tesis que defiendo es que generalmente cuando hablamos de justicia y salud pensamos en el sistema sanitario, que ha de tratar a todos por igual, no importa si eres rico o pobre, porque todos entramos por la misma puerta. En España hasta ahora ha funcionado bien, somos un ejemplo para todo el mundo. Ahora, con los recortes, empieza a peligrar.

-¿Vamos entonces hacia un sistema injusto?

-Las injusticias en salud se producen antes de entrar en el sistema. Cuando una persona sufre un ataque cardíaco, el sistema sanitario lo atiende y nadie pregunta qué nómina tiene. El problema es que las personas pobres tienen el infarto antes. Hay estudios al respecto. En Barcelona, en un barrio como Pedralbes la esperanza media de vida es de 85 años, mientras que en Torre Baró es doce años menor.

-Por las condiciones de vida.

-No solo por las condiciones de vida, es por la desigualdad socioeconómica. Es una falacia decir que la desigualdad en los problemas de salud se debe a la pobreza, porque no lo explica todo. Es obvio que los pobres tienen menos salud, pero si comparamos dos barrios ricos, el más rico la tiene mejor. No es solo la pobreza, no es por carencias de nutrición... es la desigualdad lo que perjudica la salud. Las personas de clase media no son pobres, pero tienen peor salud que las de clase alta, aunque tengan vida saludable. Es un problema de desigualdad económica.

-Pero en todo caso, los recursos sí marcan una diferencia.

-Las desigualdades pueden ser mayores o menores. En Dinamarca las hay, pero las diferencias salariales son inferiores a las de, por ejemplo, Estados Unidos, donde son mayores las desigualdades económicas y las sanitarias. Cuanto mayores son las diferencias salariales, mayores las desigualdades en salud.

-¿Medidas para corregirlo?

-La mejora del sistema sanitario o la eliminación de la pobreza son medidas buenas contra la desigualdad en la salud, pero no son suficientes para que sea justo. La principal medida es reducir la desigualdad socioeconómica.

-¿Cómo?

-Redistribuyendo la riqueza. Se trata de distribuir de manera que las desigualdades sean pocas. El país puede ser más rico o más pobre, pero lo que cuentan son las desigualdades internas. En un contexto de crisis económica como el de España, hay que pagar una deuda y hay que hacer recortes. Lo entiende cualquier familia. La pregunta es ¿en qué hay que gastar menos? Una madre responsable lo decide y lo hace allí donde se va mejor y se hace menos daño. En una sociedad como la nuestra, los recortes tienen que asumirlos los que más tienen, porque si lo hacen los que menos tienen, aumentan las desigualdades. Y el problema es que no solo sacrificamos a la generación actual, también sacrificamos a la siguiente.

-¿Cuestión de decisión política?

-Sí, son decisiones políticas, pero no sé si nos jugamos eso en las elecciones. Lo que sí saben los científicos sociales es que las políticas que reducen las diferencias económicas, disminuyen las desigualdades en salud.

-¿No debería, pues, haber recortes en sanidad?

-La cuestión no es si debe haberlos o no. Quizá debe haberlos, pero deben afectar a quienes más tienen.

-¿Aportando más?

-Quizá sí. En una familia normal, unos pueden trabajar y otros no y cuando llegan los sacrificios podemos hacer dos cosas: lo justo o lo injusto. Podemos abandonar a los débiles, a los viejos, a los niños, a los improductivos. Eso son las políticas actuales. Lo justo, lo que hace cualquier madre, es no dejar sin comer al pequeño o al que no trabaja, es comer un poco menos los padres, y repartir. En salud está clarísimo, hay que recortar en los más fuertes.

-¿Por qué cree que no se hace?

-Porque el que tiene no quiere dar.

-¿Y cómo se puede cambiar?

-No lo sé. La esperanza no hay que perderla. Las políticas de austeridad del Banco Central Europeo van en contra. En tiempos de crisis más que nunca hay que beneficiar a los que están peor. Y sin duda la sanidad y la educación son pilares básicos para ello, sobre todo, insisto, en tiempos de crisis.

«No se resuelve todo en el hospital, por muy moderno y muy competente que sea el personal»

-¿Cómo acoge su tesis el sector sanitario?

-Es especialmente sensible a la desigualdad en salud porque lo ven a diario en la consulta y el hospital. Se dan cuenta de que la salud no se resuelve solo dentro del hospital, por muy moderno que sea el hospital y muy competente que sea el personal. Depende de la sociedad. El problema de los médicos no es que el enfermo le llegue grave, lo va a tratar, pero le llega a edades diferentes y antes de tiempo.

-¿Cómo lo sobrellevan?

-Hasta ahora nuestro sistema era excelente porque es público y atiende a todo el mundo en función de sus necesidades médicas. Los profesionales hacen un sobreesfuerzo para que los recortes se noten poco. Pero el sobreesfuerzo también tiene un límite. Si faltan médicos, enfermeras... quien lo padece es la población. O una parte de la población, porque al que tiene medios no le afecta, se va a la sanidad privada.

-Esa peor salud en parte de la población, ¿no acabará repercutiendo en toda?

-Ya lo estamos viendo con temas de salud mental. La inseguridad laboral está generando ansiedad, estrés, depresión... es el primer síntoma de aumento de la mala salud. Como los problemas de la desigualdad en salud son a medio-largo plazo, todas esas personas que sufren hoy de aquí a unos años tendrán mayor propensión a otras enfermedades. El sufrimiento actual causado por la crisis económica tendrá repercusión de aquí a una o dos décadas. Hay estudios que lo demuestran.