Los cambios en la Marina, la lluvia y el fútbol colapsaron la ciudad a las horas punta

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

<span lang= es-es >Por la tarde</span>. Hubo colas de más de un kilómetro en la tercera ronda por el denso tráfico que generó el partido del Dépor y el tapón que se formó una vez más en la rotonda del pavo real.
Por la tarde. Hubo colas de más de un kilómetro en la tercera ronda por el denso tráfico que generó el partido del Dépor y el tapón que se formó una vez más en la rotonda del pavo real. paco rodríguez< / span>

Los embotellamientos y la circulación lenta se repitieron en el centro y en los accesos

12 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cambios en la regulación semafórica en la plaza de Orense para tratar de evitar los atascos en la Avenida do Porto se aliaron ayer con el mal tiempo y el partido que enfrentaba en Riazor al Dépor con el Las Palmas para lograr un caos perfecto en la circulación en las horas punta. Durante toda la mañana y hasta casi el mediodía se vivió un auténtico caos circulatorio en la zona del centro, problemas de tráfico en forma de retenciones y colas que afectaron a Primo de Rivera, al último tramo de Alfonso Molina, en sentido entrada a la ciudad y, sobre todo a Linares Rivas e, incluso, a la calle Picavia y San Andrés.

Fuentes municipales explicaron que el problema fue «que hoy -por ayer- se está procediendo a la regulación de los ciclos de los semáforos que están operativos en el entorno». Aseguran que estos ajustes en las señales luminosas «son necesarios para reordenar el nuevo escenario del tráfico una vez que entró en funcionamiento el túnel del Parrote».

Durante los primeros días de funcionamiento del nuevo subterráneo, y ayer mismo, «se comprobó que la salida del túnel hacia la Avenida do Porto estaba dando serios problemas, formándose colas desde los semáforos que hay frente a la Delegación del Gobierno en Galicia hasta la mitad del interior del túnel», indicaron estas fuentes.

Peor a las ocho de la tarde

El lío que vivieron los conductores por la mañana revivió con mayor virulencia por la tarde. Una hora antes de que empezara el partido entre el Dépor y el Las Palmas comenzó a repetirse una imagen ya habitual en la ciudad, la del aumento de la densidad de circulación en la tercera ronda, que poco antes de las ocho de la tarde se convirtió en una auténtica caravana que alcanzaba el kilómetro de longitud.

La misma situación se repitió en Linares Rivas, de nuevo embotellada por la tarde. Las colas no se limitaban a ese punto, sino que se estiraban por la entrada principal de la ciudad, la avenida de Alfonso Molina, también colapsada poco después de las ocho.

A esa hora el centro de control de la Policía Local reflejaba una situación generalizada de tráfico denso. La ronda de Nelle y la de Outeiro también tenían más coches de lo habitual, y retenciones, más leves, las hubo incluso en la calle Ramón y Cajal. El entorno del estadio se llenó de coches en el mismo momento en el que muchas personas cogían el suyo para volver a casa tras la jornada laboral.

El embrollo empezó a solucionarse algo más tarde, pero quedó patente, otra vez, el frágil equilibrio del tráfico en las calles, incapaces de asumir cualquier incidencia que suponga un aumento de la intensidad de la circulación. A veces basta la lluvia, pero si hay algo más, A Coruña se queda corta para tanto coche.

El dilema de la plaza de Orense: o se atasca Linares Rivas o la Avenida do Porto

Tal y como está diseñada, y si no se hacen cambios, el nudo de la plaza de Orense, el más saturado de A Coruña, tiene muy mal arreglo para asimilar cualquier ajuste sin perjudicar a nadie.

En los últimos días se alivió algo el tráfico por Linares Rivas al abrir el túnel del Parrote, pero eso supuso una multiplicación de la densidad por la Avenida do Porto (antigua Alférez Provisional). El consistorio intentó solucionarlo «tocando» la regulación y dando más tiempo en verde a los coches que salen del túnel, pero ocurrió lo difícilmente evitable: se llenó Linares Rivas. Allí el acceso hacia la Marina sí estaba más aliviado, pero se sumaba otro problema, y es que aumentaban las colas hacia la Avenida do Porto para incorporarse al túnel. Al tráfico que ya había hacia María Pita y Monte Alto, se sumó también el que va ahora hacia la Ciudad Vieja, Abente y Lago y Maestranza. La clave para regular todo eso está en los semáforos, y por el momento parece que no se ha acertado en la diana.

Ajustes en la red semafórica

Para el desarrollo de los ajustes en la red semafórica se están recortando los tiempos en las señales luminosas de Primo de Rivera, Linares Rivas, plaza de Orense... y se están alargando las frecuencias en los de la Avenida do Porto», explicaron, «modificaciones que tienen que ir examinándose hasta completar un puzle que se adecúe a todas las calles y facilite la circulación sin ningún tipo de contratiempos: de retenciones o colas.

Para el desarrollo del nuevo proyecto de la red semafórica «es necesario tiempo, aunque se espera que todo esté adaptado en un plazo de entre cinco y diez días», señalaron. «Un margen también suficiente para que los conductores puedan adaptarse a la nueva red viaria del área, para que conozcan, al mismo tiempo, las alternativas existentes para evitar las retenciones», subrayaron.

Los conductores también se quejan de las deficiencias en la zona de las Ánimas: «Es necesario que mejoren la señalización y las rotondas existentes».

El oleaje del domingo dejó toneladas de arena en el paseo marítimo de Riazor

El fuerte mar de fondo, que causó olas de hasta ocho metros en la costa que volvieron a inundar el pasado domingo el paseo marítimo, sobre todo desde la zona de la coraza hasta Rubine, trajo consigo toneladas de arena que dejó depositadas en el paseo peatonal.

Esta situación obligó a primera hora de ayer a enviar a varias patrullas de limpieza. Los primeros trabajos consistieron en juntar con palas de mano la arena en pequeños montículos. Una excavadora entraba luego en acción y se encargaba de devolver los áridos a la playa. Una vez que las operaciones de limpieza llegaron a su fin, la máquina excavadora se encargó de rectificar la duna de protección que minimiza el fuerte empuje del mar e intenta evitar que el oleaje llegue con fuerza al paseo y a la calle.