«Estaba convencido de que me iban a matar», dijo el empresario de Cambre secuestrado

alberto mahía A CORUÑA

CAMBRE

PACO RODRÍGUEZ

La víctima asegura que los 8 acusados participaron en su encierro, mientras estos se acusan unos a otros

11 feb 2016 . Actualizado a las 23:39 h.

El empresario de Cambre secuestrado en enero del 2014 en una finca de Lalín recordó este jueves todo lo que sufrió durante los seis días que duró su cautiverio. Dijo que hubo un momento en que llegó a estar convencido de que lo iban a matar. Explicó que la persona que llevaba la voz cantante era Jesús Mejuto, su hijo y su hermano José Manuel, pero quien le pegó y ató fue Miguélez, un amigo de la familia propietaria de la finca, a los que también acusa de estar al tanto del secuestro.

El empresario, que prestó declaración tras un biombo, relató que el 18 de enero del 2014 quedó con una persona en el monte que quería venderle unos árboles y que, cuando se encontraron, esta le pidió que le siguiera en su todoterreno por unas pistas forestales, tras lo que quedó bloqueado por otros vehículos y fue encañonado por Jesús mientras veía a otras personas armadas.

Seguidamente, continuó, lo metieron en el maletero, le ataron por las muñecas y las piernas con unas bridas y con la cinta americana le taparon la boca. «Intenté hacerles entrar en razón y recibí un golpe», apuntó Abel, que identificó a Jesús M.G. como la persona que le amenazó con pegarle «dos tiros» en su segundo intento por abrir el portón trasero del vehículo.

«No me resistí, me estaban amenazando con matarme», apuntó el secuestrado. Inicialmente fue trasladado a Palas de Rei (Lugo), donde fue custodiado por dos hombres y dos mujeres, entre ellas una que identificó como Isabel, hija de los propietarios de la caseta de Lalín donde fue retenido desde la noche siguiente.

Sobre las secuelas, aseguró que desde entonces tiene «miedo a quedar con gente». «Me cambió casi todo, me he aislado». De hecho, se cambió de casa y gastó millón y medio en medidas de seguridad.

La hija de los dueños de la finca alegó que desconocía que se tratara de un secuestro y que permitió que el empresario se quedara en esta caseta porque los supuestos captores le« dijeron que tenía problemas con su mujer».Por su parte, el hijo del considerado principal cabecilla pidió perdón a la víctima y a su familia «por el daño que pudo haber pasado».

Otro de los acusados, Ramón M.T., dijo que «no tenía conocimiento de nada» de lo que iba a pasar cuando acudió al monte en el que fue secuestrado Abel con un arma encima. Durante su declaración en el juicio, explicó que «no sabía nada» del arma que le incautó la Guardia Civil en el momento del rescate, por lo que se piden para él tres años de cárcel más que para el resto de acusados, y que seguramente se la metieron en la ropa.

Por su parte, el dueño del galpón ha explicado que vio por primera vez a la víctima al tercer día del secuestro y que le dijo «déjame tranquilo», antes de romper a llorar, mientras que su mujer sostuvo que creía que «estaba por su propia voluntad y que lo estaban protegiendo de alguien o de algo».