El reto de los refugiados, en el horizonte de 25 años de unión

Patricia Baelo BERLÍN / E. LA VOZ

A CORUÑA

KAI PFAFFENBACH | Reuters

Alemania considera la crisis migratoria como un desafío todavía mayor que el de la integración del este y el oeste

04 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El 3 de octubre de 1990 las dos Alemanias, separadas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, volvieron a ser una. Ayer, la plana política festejó los 25 años de la reunificación, un aniversario marcado por las fuertes diferencias socio-económicas que todavían separan al este y al oeste del país, más aún por la actual crisis migratoria, que el propio presidente, Joachim Gauck, consideró un desafío mayor que el que supuso la reunificación.

«Como en 1990, nos espera a todos un reto que ocupará a generaciones, pero a diferencia de entonces debemos lograr que crezca junto lo que hasta ahora estaba separado», afirmó el jefe del Estado alemán. «Nuestro corazón es grande, pero nuestras posibilidades son limitadas», apuntó Gauck. Y es que la locomotora europea calcula que entre 800.000 y un millón de personas llegarán a Alemania en el 2015, y las autoridades están ya desbordadas.

En la misma línea se expresó Angela Merkel durante un debate parlamentario el pasado jueves. Ayer, la canciller señaló: «Tenemos que conseguirlo unidos: Alemania, Europa y el mundo. Cada uno debe cumplir su papel». Lejos queda el lema «Lo lograremos», que Merkel enarboló el pasado 4 de septiembre cuando abrió la frontera a los refugiados en Hungría. Durante los días siguientes, la televisión alemana emitió imágenes que precisamente recordaban al éxodo masivo de personas del este al oeste que siguió a la caída del Muro en 1989.

Aunque su decisión también le granjeó la crítica de sus correligionarios, los cristianos bávaros de la CSU, y aún hoy le pasa factura. Con un 54 por ciento, según los últimos sondeos, su popularidad ha descendido nueve puntos con respecto a la última encuesta y se sitúa así en su nivel más bajo en lo que va de año.

El desafío de la igualdad

El otro tema que protagonizó la ceremonia fue el muro (imaginario) que continúa dividiendo al país. «Alemania del este y del oeste tenían la misma lengua, miraban hacia atrás a la misma cultura y a la misma historia», aseguró Gauck, que ejerció como pastor protestante en tiempos de la extinta RDA. Sin embargo, tras cuatro décadas divididos, el este y el oeste son hoy tan distintos como entonces.

Con una renta per cápita mucho menor y una tasa de desempleo más elevada, el nivel de vida es mucho más bajo en la Alemania oriental. Asimismo, el acceso de la mujer al mercado laboral a tiempo completo es un hecho consumado en las regiones orientales, mientras que en las occidentales impera el modelo patriarcal de familia.

Las bodas de plata alemanas se celebraron en Fráncfort, en el estado federado de Hesse. Un sistema de rotación establece que la región que preside el Bundesrat es cada año la anfitriona. Entre los 1.500 invitados a la ceremonia oficial, en la Ópera Antigua, destacaron el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, o el exministro alemán de Eexteriores, Hans-Dietrich Genscher. No obstante, faltaron por problemas de salud los verdaderos artífices de la reunificación: el excanciller alemán Helmut Kohl y el último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov.