Los atascos se hacen crónicos en la autopista en Miño

A Coruña / La Voz

A CORUÑA

Largas colas en el peaje de Miño, ayer, poco antes de las dos de la tarde.
Largas colas en el peaje de Miño, ayer, poco antes de las dos de la tarde. Eduardo Pérez< / span>

Ni el sistema de telepeaje ni los de pago fácil han servido para acabar con el problema

10 ago 2015 . Actualizado a las 07:56 h.

Si algo puede acabar pasando factura a la promoción turística de un municipio con arenales privilegiados, es la dificultad para acceder a ellos en los días de playa. Ayer, una vez más, el viaje se convirtió en un nuevo suplicio para muchas familias que tuvieron que padecer, otra vez, las excesivas retenciones que se generan en la salida del peaje de la AP-9 hacia la localidad. Además de hacer cola, hay que pagar.

A las diez y media de la mañana ya se notaba un aumento del flujo de vehículos y a la una de la tarde los aparcamientos de Playa Grande, el arenal más famoso de Miño, empezaban a estar llenos. Hacia esa hora muchos tomaban el sol en el coche, y no en la toalla, aguardando su turno para abonar el peaje de una vía que, supuestamente, sirve para hacer más cómodo y ágil el trayecto desde A Coruña y Ferrol.

Aunque en la localidad hubo un evento deportivo en el puerto, no incidió este en el estado del tráfico, ya que no hubo retenciones en la carretera. Fue exclusivamente la playa la causante del colapso. El alcalde, Ricardo Sánchez, apuntaba ayer que las colas llegan hasta Ponte do Porco y que también son largas y lentas para los conductores que se acercan desde Ferrol.

Desde el Concello han solicitado a Autopistas que ponga más personal, ya que el problema no es algo nuevo ni puntual: se repite con machacona frecuencia cada vez que, en verano -y especialmente en agosto- coincide un fin de semana soleado.

En Playa Grande se han llegado a contabilizar unas 20.000 personas, y la inmensa mayoría de ellas se desplaza en coche. El arenal está preparado para dar servicio a esa cantidad de bañistas, pero la salida de la autopista está lejos de estarlo y, por lo que se ve, no se han tomado las medidas para ensanchar el embudo.

Ni el sistema de telepeaje ni los de pago fácil han servido para acabar con el problema de un punto de cobro en el que apenas hay personal. Con semejantes colas, muchos adeptos a las playas miñenses acabarán por buscarse otras aguas a las que sea menos sufrido llegar.